El Ayuntamiento de Nueva York aprobó este lunes retirar la estatua de Thomas Jefferson que había presidido la sala de juntas durante más de 100 años, expulsando a uno de los padres fundadores de Estados Unidos y primer autor de la Declaración de Independencia por su pasado esclavista.
El lunes, una comisión del consistorio neoyorquino votó por unanimidad a favor de retirar de la sala de juntas la estatua de Jefferson, que tuvo más de 600 esclavos y tuvo seis hijos con una de ellos, Sally Hemings.
Desde hace algunos años, concejales de origen latino y negros habían pedido tímidamente su retirada. Tras muchas discusiones, el lunes decidieron trasladarla a la Sociedad Histórica de Nueva York.
«Jefferson representa algunas de las partes más vergonzosas de la larga y matizada historia de nuestro país», dijo la concejal Adrienne Adams, que es negra.
El debate sobre la estatua de Jefferson es parte de un movimiento nacional que surgió a raíz de la muerte de George Floyd, un negro que murió asfixiado bajo la rodilla de un policía y que propició el movimiento Black Lives Matter (La vida de los negros importan), así como las desigualdades raciales que dejó en evidencia la pandemia del coronavirus, y el debate sobre si los monumentos de los confederados deberían ser retirados.
La estatua, hecha en escayola siguiendo el modelo de bronce de Jefferson que se exhibe en la rotonda del Capitolio en Washington, fue encargada en 1833 por Uriah P.Levy, el primer judío comodoro en la Marina estadounidense, para conmemorar el apoyo de uno de los padres de la Patria a la libertad religiosa en las fuerzas armadas.
AFP