El día de la elección ha llegado. A partir de ahora, las preguntas se centran en qué pasará, dentro y fuera de Estados Unidos, si la Presidencia es ganada por Joe Biden o por Donald Trump.
Ante ese cuestionamiento, los analistas plantean respuestas que resultan coincidentes. Trump es, para ellos, la garantía de continuidad; mientras que Biden buscaría separarse de las políticas vigentes para retomar algunas prácticas de la administración Obama, en la cual él fue vicepresidente.
En materia migratoria, por ejemplo, Joe Biden ampliaría la vigencia de DACA, el programa impulsado y promulgado por Barack Obama para proteger de la deportación a miles de jóvenes indocumentados.
A contramano, Donald Trump se aferraría a las acciones emprendidas durante sus cuatro años de gobierno. Para el mandatario y candidato a la reelección, el control de la entrada de indocumentados, a través de la frontera sur, seguiría siendo un tema fundamental.
En materia de política exterior, el enfoque de Biden le llevaría a retomar tratados como el del Cambio Climático de París o el acuerdo nuclear alcanzado con Irán. Ambos pactos fueron abandonados por la actual administración.
Trump, entretanto, continuaría exigiendo un mayor compromiso de Europa en la financiación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). También permanecería en su disputa comercial con China, hasta conseguir un acuerdo que él considere favorable.
Tal y como lo ha hecho durante su actual término, el republicano apelaría a las sanciones comerciales como mecanismo de presión. Ello le permitiría doblar el brazo de países con iniciativas y valores contrarios a los manejados por Washington.