Este martes, el primer ministro británico, Boris Johnson, se enfrentó a una gran rebelión de diputados de su propio campo conservador.
Los diputados decidieron boicotear sus nuevas restricciones impuestas que buscan combatir el coronavirus, que fueron aprobadas por 291 votos a favor frente a 78 en contra tras un acalorado debate en la Cámara de los Comunes.
A partir del miércoles el confinamiento deja paso a una versión mucho más estricta del sistema en tres niveles que deja al 99% de la población de Inglaterra en situación de alerta «alta» o «muy alta» y fuerza al cierre parcial o total de pubs y restaurantes.
Los diputados que se revelaron afirman que estas medidas generan un alto impacto en una economía ya muy debilitada.
«Seguimos sin saber cuáles son los datos y cuál es impacto económico real de las nuevas medidas», argumentó Graham Brady, presidente del influyente comité parlamentario 1922 y destacado «cabecilla» de la revuelta. «Si el Gobierno quiere seguir recortando las libertades individuales, tiene que hacerle una manera proporcionada y solo si es absolutamente necesario».
Por su parte Boris afirma que «El virus está contenido, pero no está erradicado», por lo que es necesario seguir ajustando y manteniendo las medidas de control de la población.
En virtud de este sistema, «casi el 99% de los 56 millones de habitantes de Inglaterra seguirá viviendo en niveles de alerta “alta” o “muy alta”, con estrictas restricciones como la prohibición de ver a familiares y amigos en lugares cerrados» añadió.
Asimismo destacó que no es un retorno a la normalidad pero está mucho más cerca” de ella que la orden de solo salir de casa para trabajar, ir a la escuela, comprar comida o asistir a una cita médica, vigente durante el segundo confinamiento del 5 de noviembre al 2 de diciembre, defendió Johnson. También insistió a los legisladores que “controlen sus nervios” hasta que llegue la vacuna de coronavirus.
Todo lo que tenemos que hacer ahora es mantenernos firmes hasta que las vacunas estén a nuestro alcance y puedan de hecho ser inyectadas en nuestros brazos», agregó. «No podemos saber cuándo llegará exactamente ese momento, pero lo que no podemos hacer es relajarnos, especialmente durante los fríos meses de invierno»