América Latina y Europa buscarán acercar posturas con respecto a la situación en suelo venezolano. Ello ocurrirá el próximo martes, durante el encuentro que sostendrá el Grupo Internacional de Contacto para Venezuela (GIC).
La cita, convocada desde este viernes por Josep Borrell, alto representante de la UE para la Política Exterior, permitirá definir la estrategia con la que se responderá a la reconfiguración política experimentada, en tierras venezolanas, desde el pasado 5 de enero.
Ese día empezó a aplicarse el principio de continuidad administrativa, que sustenta la vigencia de la Asamblea Nacional (AN) elegida en el año 2015. También ese día se instauró el Parlamento madurista, surgido de los supuestos comicios que fueron celebrados el 6 de diciembre.
A esos hechos se suma la disparidad de criterios con respecto al trato que debe otorgársele al líder opositor venezolano, Juan Guaidó. Mientras países como Reino Unido y Estados Unidos han decidido seguir reconociéndole como presidente encargado, las 27 naciones que integran la UE han optado por retirarle ese trato, sin dejar de verle como el legítimo representante del último poder democráticamente electo por los venezolanos.
Así las cosas, el GIC se apresta para estudiar “los últimos acontecimientos” y para debatir “sobre posible nuevos pasos, incluyendo la interlocución con otros actores internacionales”. Uno de los protagonistas de esa nueva agenda podría ser la Casa Blanca que, desde el pasado 20 de enero, conduce el presidente estadounidense, Joe Biden.
Desde antes de imponerse en las elecciones de 2020 – y aún después de conseguir el triunfo – voceros y asesores del demócrata avizoraron sus intenciones de emplear un enfoque mixto en el caso de Venezuela. En tal sentido, Washington mantendría su política de sanciones al régimen de Nicolás Maduro, mas buscaría complementarlas con un diálogo que desemboque en elecciones libres, justas y transparentes.