Consciente de la inminente derrota que le esperaba en las urnas, Josep Maria Bartomeu ha dado un paso al costado. El empresario, hasta este marte presidente del F.C. Barcelona, se apartó de ese cargo, provocando un efecto dominó que arrastró consigo al resto de la directiva.
Su decisión la comunicó un día después de dar por descartada cualquier posibilidad de renuncia. “No he pensado en dimitir”, aseguró valiente, en declaraciones concedidas este 27 de octubre. En esa misma comparecencia, Bartomeu señaló que bajo su égida, el club blaugrana, décimo segundo equipo en la tabla de posiciones de LaLiga, se encaminaba a ganar “más títulos”.
Todas sus palabras quedaron en letra muerta cuando la Generalitat, sede del gobierno catalán, autorizó el ejecútese de la moción de censura a la que sería sometido. La iniciativa, promovida por socios del Barça que le acusaron de hundir al equipo, se iba a efectuar entre el 1 y el 2 de noviembre.
Las apuestas, de cara a esa consulta, no le eran favorables. Quizá por eso, Josep Maria intentó postergarlas, al enviar una carta a la propia Generalitat. En esa misiva, el empresario pedía tiempo para habilitar centros de votación distintos a los que iban a ser establecidos en el mítico Camp Nou. Bartomeu aseguró que deseaba evitar aglomeraciones, en tiempos de Covid-19, pero sus argumentos no fueron suficientes para convencer a las autoridades catalanas.
Acorralado, Josep Maria Bartomeu emprendió una retirada que fue mucho más digna a la que le esperaba luego de las votaciones. Su retirada le ha dado cabida a una junta interina, que tomará las riendas del F.C. Barcelona hasta que se efectúen nuevas elecciones.
Tal comisión estará encabezada por Carlos Tusquets, un doctor en Economía de la Universidad de Barcelona, que se ha destacado como empresario de la hostelería, pero también en los sectores energético e inmobiliario.