Una oposición venezolana, claramente fracturada, abre el debate sobre las rutas que tomará la dirigencia en búsqueda de unidad y reconciliación con la población, que le permita alcanzar un cambio en el país, controlado por el régimen de Nicolás Maduro, la que reafirmó su poder tras las pasadas elecciones regionales.
Con una participación de 42,26%, los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se alzaron en 19 de las 22 gobernaciones adjudicadas hasta el momento. Aunque la Misión de Observadores de la Unión Europea (UE) y el gobierno de Estados Unidos (EEUU) discreparon en la imparcialidad del proceso, los números no fueron sorpresivos para las principales encuestadoras del país, que ya proyectaban una abstención alta.
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La falta de convencimiento del electorado opositor representó un factor clave, que algunos analistas políticos desglosaron en tres capas: desconfianza en el Consejo Nacional Electoral (CNE), ausencia de un verdadero liderazgo opositor con poder de convocatoria o, por el contrario, el reconocimiento y seguimiento a lo expresado por el líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó.
De acuerdo al medio Blomberg En Línea, una fuente cercana al G4, como se le conoce a la coalición de los cuatro partidos principales de oposición, que son Acción Democrática (AD), Un Nuevo Tiempo (UNT) , Primero Justicia (PJ) y Voluntad Popular (VP), reveló unos supuestos acuerdos entre Capriles y el gabinete Maduro, que incluye también un ala de AD, con un alto cargo de la dirigencia al frente.
Este sector de la tolda blanca habría sido responsable de la gerencia general de Monómeros Colombo-Venezolanos S.A., que luego del escándalo de corrupción y quiebre de la empresa, habría buscado desligarse del interinato con una salida que apuntaba al apoyo del chavismo. Un intercambio de participación en las elecciones y el descarte de Guaidó por un reconocimiento a Capriles, como líder de una nueva oposición era parte de ello, de acuerdo al testimonio que prefiere estar bajo anonimato.
Con los resultados que dejó la baja participación en el proceso electoral para elegir gobernadores, alcaldes y legisladores estadales el 21 de noviembre, al que Capriles habría insistido en llevar a la oposición y lo logró, luego de que la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) fuese habilitada nuevamente como parte de sus negociaciones, el escenario se vio trastocado.
La fuente explicó que Capriles no esperaba que la oposición no consiguiera mayor victoria, y ante ello, debió acelerar sus intenciones, con un discurso que hacía evidente los lazos trazados con Maduro y Jorge Rodríguez, quien pocas horas antes de la conferencia del excandidato presidencial y exgobernador del estado Miranda, pronunciaba unas palabras similares en relación a la reforma opositora.
“La foto de la oposición es distinta”, decía Jorge Rodríguez, jefe de la delegación chavista en el diálogo iniciado en México, al que pidió incorporar ahora a un representante del partido Fuerza Vecinal y a uno de la coalición Alianza Democrática, que reúne a las directivas que designó el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para los partidos opositores PJ, VP, AD y Copei.
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