Santiago de Chile despertó este lunes en medio de un toque de queda que venció a las seis de la mañana, después de un fin de semana de protestas que dejaron grandes destrozos en esa capital y al menos 10 fallecidos.
El Ministro del Interior, Andrés Chadwick, en un mensaje desde el palacio presidencial de La Moneda, confirmó la muerte de 10 personas este domingo, todas en saqueos: dos en el incendio de un supermercado y cinco en el de una fábrica textil.
Los disturbios fueron la respuesta a un alza del precio del transporte público anunciado el pasado viernes, que luego fue suspendido por el Presidente Piñera. No obstante, manifestantes enmascarados incendiaron autobuses, estaciones del metro, supermercados, bancos y el edificio de una de las principales compañías de electricidad.
En las calles, las llamas y el humo se mezclaron con gases lacrimógenos y cañones de agua que usaron las autoridades para contener a los manifestantes, mientras las fuerzas armadas se movilizaron en la ciudad por primera vez en 30 años, de la época de Augusto Pinochet.
Por su parte, el Ministro de la Relaciones Exteriores, Teodoro Ribera Neumann, rechazó este domingo la intervención de Nicolás Maduro a favor de las protestas violentas y saqueos en su país.
A través de su cuenta en twitter, el canciller chileno publicó que “expresan su más enérgico rechazo a la intervención del dictador Maduro y a los insultos de funcionarios de su régimen”.
Aseguró que en Chile se resuelven las diferencias en democracia. “respetamos los derechos humanos de todos los habitantes, incluidos los más de 400 mil venezolanos que han elegido vivir con nosotros”…
Y es que este domingo el usurpador de Miraflores reveló que el Foro de Sao Paulo está cumpliendo su plan ante las fuertes protestas que se han originado recientemente en Ecuador y Chile.