El 7 de septiembre pasado el Tribunal Constitucional de Cabo Verde habilitó la extradición de Alex Saab a Estados Unidos. El testaferro del dictador venezolano fue detenido el 12 de junio de 2020 cuando su avión hizo escala en el Aeropuerto Internacional Amilcar Cabral de la isla de Sal, por una petición de Washington cursada a través de Interpol por delitos de blanqueo de dinero.
En los últimos días, el régimen venezolano puso en marcha su última maniobra para intentar frenar la extradición. Asegura que Saab es diplomático de su Gobierno y pidió que se lo incorpore en la mesa de diálogo en México. Además, durante estas semanas, Rusia, otro aliado estratégico de la dictadura, también condicionó el proceso de negociación a la suerte del testaferro de Maduro.
Ahora se sumó la voz de China. El régimen de Xi Jinping, junto al de Putin, son los únicos dos apoyo de peso geopolítico
En la última conferencia de prensa, el vocero del ministro de Relaciones Exteriores chino, Zhao Lijian, defendió explícitamente a Sabb. “Estados Unidos ha desempeñado un papel vergonzoso en la cuestión de Venezuela. Ha abusado constantemente de las maniobras políticas y judiciales, incluyendo las sanciones y las extradiciones con el fin de inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela”, dijo.
Acusó a EEUU de “afectar los intercambios regulares de personal internacional”, respaldando la versión chavista de que Saab es diplomático venezolano cuando nunca antes de su detención había sido identificado como tal.
“Ponen en peligro la confianza mutua y la cooperación entre países. China lo rechaza firmemente e insta a EE.UU. a que cambie su vieja costumbre, atienda al llamamiento de la comunidad internacional en favor de la justicia y respete el derecho internacional y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales”, agregó.