El sector privado venezolano continúa denunciando la ausencia de políticas que contribuyan a superar las dificultades planteadas por la crisis económica agravada tras el inicio de la pandemia de COVID-19 y cuestionan el incremento de impuestos municipales, a pesar de la coyuntura sanitaria.
Los empresarios insisten en solicitar la suspensión del esquema de siete días de cuarentena radical, seguidos de siete días de flexibilización, implementado por el régimen de Nicolás Maduro, pues argumentan que no permite una operatividad continua, lo que incide negativamente sobre los márgenes de ganancia.
Además, suman el costo del servicio de aseo urbano que puede llegar a ser uno de los más elevados del mundo, según Tiziana Polesel, presidenta de Consecomerio, una organización que reúne a los comerciantes venezolanos y que realizó un estudio comparativo utilizando como muestra negocios con características similares y estándares de auditoria para determinar si, en el país, el costo de recolección de basura está por encima de los estándares mundiales.
“En Toronto, por ejemplo, el aseo urbano que paga esa unidad comercial es de 0,66%, en Madrid una unidad similar paga en aseo el 0,42% y en Caracas, un establecimiento de esas características, antes de la pandemia pagaba el 8% y en este momento en promedio en las alcaldías que usamos para esta investigación, están pagando el 22, encontrándonos con que en algunas alcaldías el pago llega a 29%” en relación a los ingresos brutos, dijo en conferencia de prensa.
“Recientemente salió una publicación que indica que hay una gran satisfacción en muchos municipios del país sobre la calidad de la recolección, yo me permito decir que sería el colmo si además no fuera un buen servicio, si estamos pagando probablemente un servicio de recolección de basura de entre los más caros del mundo”, añadió el miércoles.
Polesel hizo un llamado a las alcaldías y subrayó la necesidad de que haya consciencia de lo que significa para un establecimiento comercial y de servicios la “desproporción incluso dentro de estándares internacionales de lo que significa el cobro de un servicio”.
“En algunos municipios del país se han producido medidas de embargo a quienes no han pagado a tiempo el servicio de aseo; en otros municipios si no tiene al día el pago del aseo, no pueden ni siquiera declarar impuestos. Eso contraviene disposiciones legales y sin embargo está ocurriendo, es injusto que, si el establecimiento comercial está cerrado 7 días, no puede facturar, no puede trabajar, sí tenga que pagar el servicio”, detalló.
La representante de Consecomercio explicó que en otros países existe “cierta equidad” en el pago del servicio de recolección de basura, mientras que, en Venezuela, los costos “los termina absorbiendo el comercio, la industria y los servicios”.
“Si el comercio tiene que estar pagando el servicio para compensar lo que no pagan las residencias, lamentablemente el consumidor está pagando igual, con la gran diferencia de que no lo ve y eso es, de alguna forma, engañar al consumidor. Queremos buenos servicios y sabemos que eso cuesta, el tema es que aquí hay una desproporción”, manifestó.
“Sumamente costoso”
Juan Castro tiene un comercio de bordados en el municipio Baruta, en el este de Caracas, que maneja sin empleados y le cobran mensualmente 88,44 dólares por servicio de recolección de basura.
A diferencia de locales comerciales vecinos que generan mayor cantidad de desechos y tienen mayores dimensiones, cada cinco días genera una bolsa de desechos inorgánicos. Sin embargo, dice que anteriormente pagaban “prácticamente lo mismo”.
El comerciante considera incoherente que, si deja de pagar cierta cantidad de meses el servicio de recolección de basura, manejado por una empresa privada, entonces “te bloquen del sistema de la alcaldía”.
“La alcaldía no ha hecho mayor acción para solventar esta situación. Yo realmente veo un hecho visible de corrupción, una empresa privada que le paga a un organismo publico para que les permita realizar el servicio de recolección de basura. Me dicen que impute el costo a los clientes, pero si hoy con esta situación ya casi no se generan transacciones qué puedo vender si les imputo el servicio a los clientes, tendría que cerrar”, opina.
Juan insiste en que actualmente, con la actividad comercial, “a menos de media máquina”, “o vives o pagas los servicios”.
“Yo siento que estamos un poco acorralados porque en teoría se iban a suspender los cobros de los impuestos por un tiempo, pero desde que empezó la pandemia yo lo que tengo es cobro y cobro y cobro de cada uno de los impuestos”, afirma.
La historia de Maira Reyes no es muy diferente. Es propietaria de un establecimiento comercial ubicado en el estado Lara, a unos 400 kilómetros de Caracas, y relata que el servicio de recolección de basura pasó de unos 15 dólares mensuales en diciembre del 2019 a 150 dólares mensuales este año.
Asegura que, al igual que muchos otros comerciantes, momentáneamente decidió no pagar el servicio.
“Eso es hororroso, sumamente costoso. Nosotros, cuando mucho, botamos una bolsa a la semana y básicamente lleva los papeles del único baño que tenemos y que es de uso interno, ni siquiera de oficina porque ya no imprimimos”, dijo a VOA vía telefónica.
La comerciante considera un “exabrupto” que cobren un monto “tan elevado” cuando su negocio no produce una cantidad significativa de desechos sólidos.
“Además no se puede pagar, no tiene sentido el monto. Si sólo trabajamos dos semanas al mes, es difícil hacer las ventas, es una cadena, las ventas han bajado, la mercancía no llega inmediatamente porque en una semana radical no se mueven todos los transportistas”, explica.
Recientemente el presidente Nicolás Maduro dijo que su gobierno estudiaba la posibilidad de levantar el esquema 7+7, una medida que aseguran ha sido clave para frenar el virus, pero ante la llegada de la variante Delta al país, tomó la decisión de mantener el modelo. Sin embargo, aseguró que introducirían “importantes” medidas de flexibilización.