A través de un foro La Gran Aldea reunió a un grupo de periodistas e investigadores que han dedicado sus esfuerzos profesionales a analizar los entresijos del crimen convertido en mafias transnacionales, que penetran los Estados y se enlazan con otras mafias para hacer más lucrativo su negocio, a la vez que refinan sus modos y se profesionalizan.
Bajo la conducción de Adriana Núñez Rabascall, el brasileño Bruno Paes Manso, que además de periodista es doctor en Ciencias Políticas, y la venezolana Ronna Rísquez, especializada en la cobertura de temas de violencia, crimen organizado, seguridad ciudadana, y derechos humanos, abordaron la temática de “Violencia urbana, miedo y control”. Una realidad que hace parecidas a Caracas y Río de Janeiro.
Paes Manso, autor del texto “República de milicias. De los escuadrones de la muerte a la era Bolsonaro”, ejemplificó muy rápido y de manera coherente el panorama de su país: hay una cultura arraigada de violencia policial, que transmite una apariencia de orden y seguridad, pero muchos miembros de los cuerpos policiales engrosan las milicias que matan con carta blanca y, en paralelo, protegen los lucrativos negocios ilegales.
El centro de operaciones del crimen está en las cárceles brasileñas -un dato similar a lo que pasa en Venezuela- donde se alojan más de 800 mil personas, la tercera cantidad más alta del mundo. Desde allí, cuenta Paes Manso, con sus teléfonos celulares controlan territorios, la venta de drogas y armas. “La era Bolsonaro, que se montó sobre la idea de la guerra al crimen, amplió el acceso de la población a las armas y aunque los homicidios bajaron, las bandas son cada vez más poderosas y tienen más influencia económica y política”.
La periodista venezolana Ronna Rísquez dibujó un ámbito similar en Venezuela al amparo de una situación de resquebrajamiento institucional en todos los órdenes. “En nuestro país operan 50 grupos armados”, dijo
Esos grupos tienen sus matices: unos son los colectivos que pretendían defender la revolución y hoy sacan provecho de la actividad delictiva; los restos de guerrillas colombianas; las megabandas, con el Tren de Aragua en plan estelar; los pranes carcelarios, como en Brasil, dueños de las prisiones y de negocios dentro y fuera de sus recintos; las autodefensas campesinas y las pequeñas pandillas que pescan en río revuelto. Hay para escoger.
Rísquez es autora del libro “El Tren de Aragua”, la megabanda que revolucionó el crimen organizado en América Latina, organización a la que ha seguido su rastro; que se desdobla en coyote, agencia de viajes, alcabala entre un país y otro, y además aborda otras áreas de negocios con apariencia de presunta legalidad.
El Foro organizado por La Gran Aldea descubre cómo los Estados, la política y la economía han sido penetrados por estas redes organizadas. Paes Manso cree que es un desafío descomunal controlarlas primero y erradicarlas después, si el Estado no reglamenta sobre las actividades ilegales y aprende cómo funciona esta poderosa industria del delito gestionado con eficiencia y profesionalismo.
Rísquez cree que solo con una política integral que diseñe mecanismos de inserción social a través de la educación, el trabajo, la formación y el entretenimiento, los jóvenes venezolanos seguirán siendo captados por los grupos criminales que controlan la minería ilegal, las drogas, la trata de migrantes para la prostitución y la esclavitud.
“Cada vez hay más venezolanos en organizaciones internacionales del crimen, mientras la compleja situación humanitaria del país deja sin opciones a los sectores populares”, afirma Rísquez.
El Foro de La Gran Aldea ya está disponible en su canal de Youtube y se puede consultar una versión ampliada aquí
NOTA DE PRENSA