El gobierno de Estados Unidos está evaluando la decisión de la administración Trump de reinsertar al gobierno de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, según dijo el viernes el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Estados Unidos está “comprometido a revisar cuidadosamente las decisiones políticas tomadas en la administración anterior, incluida la decisión de la administración saliente de designar a Cuba como Estado patrocinador del terrorismo”, señaló Price en respuesta a un periodista.
En horas tempranas del viernes el alto representante de Exteriores para la Unión Europea, Josep Borrell sugirió en una rueda de prensa junto al canciller ruso Serguei Lavrov que mantiene la esperanza de que la Administración Biden dé marcha atrás a la medida implementada por el expresidente Donald Trump.
«Lamentamos mucho la decisión de Trump en sus últimas horas en el cargo de designar a Cuba como un país que apoya el terrorismo. Lo lamentamos profundamente y esperamos que la nueva administración vuelva a la situación anterior», dijo Borrel citado por la agencia Reuters.
Los retos de Biden con Cuba para seguir el camino de la era de Obama
El levantamiento de sanciones por parte de EE.UU. al gobierno de la isla ayudaría a paliar la crítica situación que vive el pueblo cubano. Los críticos de este proceso, sin embargo, acusan la falta de libertades y un cada vez mayor control de los militares en la esfera económica.
En una de sus últimas maniobras, el 11 de enero pasado, Trump hizo reingresar a Cuba a la lista “por brindar apoyo repetidamente a actos de terrorismo internacional al otorgar refugio seguro a terroristas». Cuba había salido de la lista bajo el mandato de Barack Obama en 2015, cuando éste reinició las relaciones con el gobierno de la isla.
Biden ha prometido revertir todo lo que pueda de las sanciones y medidas aplicadas al gobierno cubano y volver sobre los pasos de la reapertura de Obama.
Price declaró que “el apoyo a la democracia y los derechos humanos” se mantiene en el centro de los esfuerzos de la administración estadounidense a fin de “empoderar al pueblo cubano para que determine su propio futuro”.
Siendo su postura que el gobierno de EE.UU. considera que “los estadounidenses, y especialmente los cubanoamericanos, son los mejores embajadores de la libertad y la prosperidad en Cuba”.