La carrera de obstáculos que inició tras las elecciones del pasado 3 de noviembre ha llegado hasta el Congreso de Estados Unidos. Este miércoles, los legisladores de ambas cámaras se reunirán en pleno para certificar los votos electorales emitidos por cada estado y, con ello, ratificar la victoria del presidente electo, Joe Biden.
La sesión, que será dirigida por el vicepresidente Mike Pence, suele ser un formalismo que se cumple porque así lo indica la ley. Sin embargo, en esta oportunidad, la rutina podría terminar o, al menos, transcurrir con sobresaltos.
En teoría, el Congreso sólo tiene que recontar cada sufragio y refrendar los votos electorales que fueron certificados por el Colegio Electoral el pasado 14 de diciembre. Pese a ello, un importante grupo de republicanos han adelantado su intención de impugnar esos resultados, con la finalidad de entorpecer el proceso y de forzar una votación sobre el asunto.
A ello se suman las presiones del presidente Donald Trump quien, negado a reconocer su derrota, ha optado por ejercer presión sobre su vicepresidente. “Espero que Mike Pence nos ayude. Si no lo hace, no me caerá tan bien”, dijo Trump el pasado lunes, durante un acto de masas celebrado en Georgia. El gobernante dio un nuevo giro de tuerca este martes, cuando aseguró que “el vicepresidente tiene el poder de rechazar a los electores fraudulentamente escogidos”.
Aunque han reconocido que se trata de un momento políticamente delicado, los asesores de Pence se mostraron convencidos de que el número dos de la actual Casa Blanca actuará con apego a la ley y se limitará a seguir los lineamientos procedimentales. Por ello, es probable que sea el mismo vicepresidente quien termine por confirmar la victoria de Joe Biden.