Una carrera a contrarreloj es la que enfrenta el Senado de Estados Unidos. Los miembros de esa instancia tienen hasta la medianoche de este domingo para aprobar un paquete de ayuda que brinde oxígeno a las familias y las empresas desahuciadas por la pandemia de la Covid-19.
Se trata de un programa que, de recibir el visto bueno, abriría las arcas de la Unión Americana, inyectando 900.000 millones de dólares a la economía del país. La cifra no es cualquier cosa, pues representaría el segundo plan de estímulo más importante, luego del que se votó en primavera y que permitió erogar cuatro billones de dólares.
Consciente de la importancia que tiene el paquete para una nación que ha perdido millones de puestos de trabajo, Mitch McConnell, líder de mayoría republicana que controla la Cámara Alta, instó a sus colegas a “aprobar estas medidas con una gran votación bipartidista y hacer que se convierta en ley sin demora”.
Fuentes con conocimiento de las negociaciones indicaron que los diálogos estuvieron muy cerca de llegar a buen puerto. Sin embargo, el avance fue frenado por diferencias con respecto a los programas de préstamos otorgados por la Reserva Federal.
Un grupo de republicanos, liderados por el senador Pat Toomey, se negó a permitir la extensión, hasta 2021, de los planes de financiamiento a las medianas empresas y a los emisores municipales. Para esos legisladores, el otorgamiento de créditos es una estrategia del Partido Demócrata para asegurarle fondos a los gobiernos estadales y locales en poder de esa tolda.
Por su parte, desde el lado demócrata han acusado a Toomey y compañía de querer limitar las posibilidades de la Reserva Federal, con el objetivo de sabotear las opciones del presidente electo, Joe Biden, para impulsar la economía, tras la toma de posesión del 20 de enero.