El medio colombiano El Espectador realizó una editorial sobre el encuentro esperado entre el gobierno de Gustavo Petro y la oposición venezolana; puesto que, desde su llegada a la Casa de Nariño, su ambición pública ha sido ayudar a Venezuela en una transición democrática, pero hasta ahora, solo ha mantenido encuentros con el dictador Nicolás Maduro y no a los que han sufrido persecución del chavismo.
Esto último, ha generado una desconfianza en un sector de la política venezolano, que ve en el mandatario colombiano a un aliado ambiguo, pero luego de esperar, el pasado sábado 22 de abril fue el primer paso para lo que será la cumbre de este martes, 25.
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En este sentido, la apuesta en Venezuela tiene que ser por la democracia. También, por la responsabilidad ante el encarcelamiento de presos políticos, los asesinatos extrajudiciales y el desmantelamiento de toda la institucionalidad a lo largo de tantos años de chavismo en el poder.
Por su parte, Colombia debe insistir en que se programen elecciones libres para el año entrante. No se puede hablar de levantar sanciones mientras el régimen sigue demostrando un puño de hierro sobre toda la institucionalidad venezolana. Incluso la reciente “purga” anticorrupción fue más una estrategia para concentrar poder en Maduro que para llevar transparencia al país vecino.
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Los venezolanos han sufrido el autoritarismo por demasiado tiempo: la solución es el diálogo que lleve a democracia verdadera.
Al acercarse al régimen de Maduro, la diplomacia colombiana no puede olvidar que este ha sido denunciado públicamente por la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidos y que está en el ojo investigativo de la Corte Penal Internacional.
Los crímenes que han ocurrido y siguen ocurriendo en el país vecino, que junto a su desastre económico han llevado a la migración de millones de personas, hacen parte de cualquier discusión sobre una “transición”.
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