El jefe de la junta militar birmana Min Aung Hlaing, en el poder desde el golpe de Estado de febrero contra Aung San Suu Kyi, prometió celebrar elecciones «de aquí a agosto de 2023» en un discurso este domingo para conmemorar los seis meses del golpe.
«Trabajamos para establecer un sistema multipartita democrático», aseguró el exjefe del ejército, comprometiéndose de nuevo a la celebración de elecciones «de aquí a agosto de 2023».
El 26 de julio, la junta anuló los resultados de los comicios legislativos de noviembre de 2020, que ganó por amplia mayoría la Liga Nacional para la Democracia (LND) de Aung San Suu Kyi, alegando que se habían detectado más de 11 millones de casos de fraude, lo que desmiente el partido.
«Los votos fueron viciados por la LND que abusó de su poder ejecutivo de forma inapropiada», dijo el domingo Min Aung Hlaing.
Antes del golpe, el general ya era un paria para las capitales occidentales debido a la represión sangrienta de sus hombres contra la minoría musulmana rohinyá. Desde el golpe, es objeto de nuevas sanciones.
«Prometo combatir esta dictadura mientras viva», «No nos arrodillaremos bajo las botas de los militares», escribieron jóvenes opositores en las redes sociales el domingo con motivo de los meses del golpe.
En Kaley (oeste) hubo una manifestación en homenaje a los presos políticos. «Los cánticos de los detenidos son una fuerza para la revolución» se podía leer en una pancarta.
Pero la mayoría de los birmanos permanecen encerrados en sus casas, aterrados por la violencia de las fuerzas de seguridad y la propagación del coronavirus.
Reino Unido advirtió a la ONU que la mitad de la población, en torno a 27 millones de personas, podría infectarse de covid-19 en las próximas dos semanas, calificando la situación de «desesperada».
Pese al caos político, económico y sanitario, la junta prosigue su represión para amordazar cualquier signo opositor.
En seis meses, 940 civiles han muerto, de ellos 75 menores, centenares han desparecido y más de 5.400 están detenidos, según una ONG.
Aung San Suu Kyi, de 76 años, inicia su séptimo mes de arresto domiciliario. Acusada por varias infracciones (importación ilegal de talkies-walkies, incumplimiento de las restricciones relativas a la pandemia corrupción, sedición…) se expone a varios años de cárcel.
Con información de AFP