Ya el lider norcoreano se encuentra en Singapur. Llegó este sábado en un vuelo de Air China. A su llegada Kim Jong- un agradeció los «sinceros esfuerzos» del gobierno del país anfitrión por su intéres de servir para esta importante reunión que tendrá lugar el próximo martes 12 de junio.
Este domingo el Presidente de Norcorea y el primer Ministro de Singapur se reunieron en un encuentro amistoso. El mundo entero está observando el encuentro histórico entre la República Popular Democrática de Corea y Estados Unidos, y le agradece sus esfuerzos sinceros», dijo Kim a su anfitrión según reseñan varios portales de prensa de la localidad.
Welcomed Chairman Kim Jong Un, who has just arrived in Singapore. pic.twitter.com/ZLK4ouIejx
— Vivian Balakrishnan (@VivianBala) 10 de junio de 2018
En el marco de esta histórica cumbre una de las metas según algunos analistas es que haya un compromiso entre Trump y Kim para alcanzar un acuerdo de paz en la península. Aunque no sería una acción legalmente significativa, sería importante desde lo simbólico, porque marcaría el inicio de un nuevo capítulo en las relaciones de ambas naciones. Un resultado como ese le permitiría a Trump obtener muchos elogios sobre los resultados de la reunión.
Para los especialistas ambos líderes ven este encuentro como una oportunidad para posicionarse como los hombres de Estado globales que imaginan ser. Y aunque no está claro cuáles son las metas de Trump. Públicamente, el objetivo es el desmantelamiento completo e irreversible del plan atómico que lidera Norcorea, pero hay quienes piensan que sólo le interesa la foto, y que está poco preparado para la cumbre», sostuvo Karl Friedhoff, especialista en política asiática del Consejo de Chicago para Asuntos Globales.
Al consultar a algunos expertos sobre el objetivo de última instancia de la cumbre, la respuesta es la misma: la paz.
Para algunos el encuentro representa para el mandatario estadounidense un símbolo de su rol como hacedor de acuerdos en jefe. Es bien conocido que desde hace décadas manifiesta su preocupación por el programa nuclear norcoreano y llegó al gobierno prometiendo terminar con esa amenaza. Su voluntad de sentarse con Kim implica un importante quiebre respecto de la ‘paciencia estratégica’ de su predecesor.