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EL PAÍS: El Darién, la trampa mortal para los migrantes venezolanos

La imagen de una pequeña niña venezolana llena de lodo mirando su padre exhausto. El rostro del hombre apoyado contra el tronco de un árbol con los ojos cerrados, quizá pensando cómo llegaron hasta ahí, si sobrevivirán al atravesar la espesa y peligrosa ruta del Darién, entre Colombia y Panamá, si ha valido la pena.

Es la fotografía de la encrucijada de miles de venezolanos, más de 69.000 en los que va corrido de este año, que intentan atravesar esa selva-cementerio buscando conquistar el sueño americano. La tomó el fotógrafo colombiano Federico Ríos para The New York Times y revela las penurias a las que se enfrentan los migrantes, familias enteras con niños que se exponen a la muerte para conquistar el más peligroso de los tramos en su camino hacia Estados Unidos.

“Es tan desgarrador. Es un dolor para donde uno mire. Cada testimonio rompe el corazón y el alma. Esto es completamente inhumano. Nadie, en ninguna circunstancia, debería tener que pasar por esto”, dice Ríos en conversación con El País, sobre el trabajo que acompañó el reportaje de la periodista Julie Turkewitz.

 

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En 2021 la temida ruta del Darién fue atravesada por 133.000 migrantes, pero ese año los haitianos eran la mayoría. Paulatinamente cambiaron las nacionalidades y hoy el flujo de venezolanos es alarmante. De acuerdo con la Organización Internacional para las migraciones, la presencia de venezolanos atravesando el Tapón del Darién aumentó 2,333% en comparación con el año anterior. En lo que va de este año, 102.000 personas han cruzado por esa trocha y el 68% son de Venezuela.

Las posibilidades de morir en la trocha llegan desde múltiples frentes: ahogados o arrastrados por los ríos crecidos que deben cruzar- más aún en la temporada invernal que arrecia en Colombia-; en caídas por los barrancos o asesinados por los grupos armados que aparecen en el camino. Un número incontable de migrantes ha desaparecido y en las mismas redes sociales donde se promocionan los viajes, decenas de personas buscan información desesperada de sus familiares.

Los abusos sexuales a las mujeres son otro de los crímenes más frecuentes en la trocha y los niños también se exponen a morir por deshidratación, enfermedades respiratorias y diarrea al enfrentarse a jornadas extenuantes y en medio de una fuerte humedad.

“El viaje es muy, muy difícil y hay mucha gente que lo empieza sin saber realmente cómo es. Son venezolanos que han intentado hacer sus vidas en otros países, pero no han podido conseguir trabajos buenos en lugares como Colombia y Perú”, agrega Julie Turkewitz; mientras Ríos, que ha caminado todo tipo de trochas en el país, dice con vehemencia que el Tapón del Darién es, sin duda, la travesía más dura que hecho en su vida, porque la selva es inclemente.

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