Las elecciones presidenciales que se llevarán a cabo el 28 de julio en Venezuela decidirán el futuro de miles de venezolanos quienes aseguran que se irán si el dictador Nicolás Maduro sigue en el poder.
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Una joven activista opositora se dispone a cruzar siete países y la selva del Darién con la esperanza de llegar a EE.UU., un periodista está decidido a dejarlo todo atrás para iniciar una nueva vida en el extranjero y una abogada de más de 60 años teme que su hija menor esté a punto de partir.
Para miles de venezolanos, la decisión de quedarse o emigrar se define el 28 de julio.
Si Nicolás Maduro, se proclama ganador, muchos aseguran que se irán, pero si por el contrario triunfa el candidato de la oposición, optarán por quedarse.
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«Todos dicen lo mismo», afirma Leonela Colmenares, una activista opositora de 28 años. «Si gana Maduro, se van».
La información fue compartida por The New York Times
Cerca de una cuarta parte de la población venezolana ya ha abandonado el país. Según Naciones Unidas, casi ocho millones de venezolanos viven en el extranjero, lo que ha provocado una de las mayores crisis migratorias a nivel mundial.
Este éxodo ha afectado a las familias y ha privado al país de valiosos talentos, generando un gran desafío para el presidente Joe Biden, quien ha lidiado con niveles récord de migración desde Venezuela y otros países durante su administración.
Aunque el número de personas que cruzan la frontera estadounidense ha disminuido en los últimos meses comparado con el año pasado, los meses de agosto, septiembre y octubre suelen ser los de mayor tránsito a través del Tapón del Darién, la peligrosa selva entre Colombia y Panamá que se ha convertido en una de las rutas migratorias más transitadas hacia el norte.
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Los venezolanos que han llegado a EE.UU. en los últimos años han abarrotado refugios en Nueva York y han sobrepasado los presupuestos de ciudades como Denver. Pero el impacto del éxodo se siente aún más intensamente dentro de Venezuela, que ha perdido a sus profesores, médicos e ingenieros, y ha visto cómo sus familias se dispersan por todo el mundo.
Algunos venezolanos que permanecen en el país lo hacen con la esperanza de promover el cambio o servir a su nación desde dentro. Sin embargo, tras años de protestas, un gobierno autocrático inflexible y líderes opositores que han fracasado en expulsar a Maduro, muchos ven estas elecciones como su última esperanza.
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No se trata solo de una crisis económica aplastante, exacerbada por la mala gestión gubernamental y las sanciones de EE.UU., sino también del incremento en las detenciones de disidentes, lo que genera temor a una mayor persecución si Maduro continúa en el poder.
Según Foro Penal, una organización no gubernamental, cerca de 300 presos políticos están bajo custodia del gobierno.