Los candidatos opositores a la presidencia de El Salvador cerraron sus campañas electorales el sábado, marcando el final de una intensa contienda rumbo a los comicios del 4 de febrero, donde el actual presidente Nayib Bukele es considerado como favorito.
Manuel Flores, candidato del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), concluyó su campaña en una céntrica avenida de San Salvador. Durante su discurso, Flores criticó la gestión actual, afirmando que «prometieron cambiar la vida del pueblo y, de verdad, la cambiaron, pero para mal, endeudados, nadie nos presta, la gente se va del país buscando nuevos horizontes». Resaltó la historia del FMLN como una organización de «héroes y mártires» y expresó su compromiso de recuperar «la dignidad en el campo» y fomentar «la producción y productividad».
Por su parte, Joel Sánchez, candidato de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), celebró una concentración en la ciudad de San Martín, 17 km al este de San Salvador. Sánchez instó a los salvadoreños a pensar en su futuro y a votar el 4 de febrero para cambiar el rumbo del país. En su mensaje, destacó la importancia de construir juntos «un El Salvador para todos».
Tanto el FMLN como Arena, relegados a porcentajes de un solo dígito en las encuestas, fueron dominantes en la política salvadoreña después de la guerra civil (1980-1992) hasta que Bukele rompió ese bipartidismo en 2019.
La campaña electoral para la contienda presidencial inició el 3 de octubre, y la de diputados comenzó el 3 de diciembre, ambas concluyendo el 31 de enero. En El Salvador, la reelección estuvo prohibida hasta la llegada de Bukele al poder, generando críticas y controversias sobre su postulación que algunos consideran inconstitucional.
Con un padrón de 6,2 millones de electores, las elecciones también renovarán el Congreso, actualmente controlado por el oficialismo y sus aliados, disminuyendo de 84 a 60 legisladores.