Donald Trump volverá a Florida. Consciente de la importancia de ese estado, de cara a los comicios del 3 de noviembre, el presidente republicano protagonizará un nuevo mitin de campaña en el Aeropuerto de Opa-locka, una terminal que se localiza en el condado de Miami-Dade.
El acto se realizará en uno de los hangares del aeroparque, a partir de las 11:30 pm (hora del este de Estados Unidos). Allí, Trump pronunciará las que podrían ser sus últimas palabras como candidato la reelección.
Expertos vaticinan que su discurso girará en torno a los temas migratorios, pero también alrededor de las dictaduras de Cuba y Venezuela. Después de todo, Florida se ha convertido en el epicentro de exiliados cubanos y venezolanos con derecho a voto.
Es probable que el mandatario haga gala de sus logros en la lucha contra los Castro y contra Nicolás Maduro. Más probable aún es que se refiera a su rival demócrata, el ex vicepresidente Joe Biden, a quien ha acusado de simpatizar con el comunismo.
¿Por qué Florida?
Conforme se acerca el día de los comicios, tanto Donald Trump como Joe Biden han incrementado su presencia en Florida.
El estado, que otorga 29 votos electorales a quien gane en las urnas, forma parte de los denominados “swing states”, regiones que no tienen una tendencia de voto definida a favor de los demócratas o los republicanos.
Esa realidad convierte a la entidad floridana en un auténtico campo de batalla. Lo que en ella suceda es tan trascendental que puede llegar a definir, de manera irreversible, el resultado de toda la elección.
El fantasma del año 2000
En las votaciones del año 2000, el conteo de las boletas emitidas en Florida resultó en una muy estrecha ventaja para George W. Bush. El ex presidente, para ese entonces candidato, competía con el empresario Al Gore.
El poco margen entre ambos activó las leyes locales. En la península floridana, la legislación indica que, en caso de empate técnico, se debe proceder al reconteo de los sufragios.
Tras acometer esa tarea, los números continuaban siendo cercanos. Un mes después de los comicios ni Florida ni Estados Unidos conocían a su presidente electo.
Fue entonces cuando Katherine Harris, en aquel momento secretaria de Estado de la entidad floridana, ordenó detener el reconteo y declaro, como vencedor, al ex presidente Bush.
Al Gore apeló la medida. Para hacerlo acudió hasta la Corte Suprema, una instancia que zanjó el asunto ratificando al mayor de los hermanos Bush como el triunfador de las votaciones, en Florida y en el resto del país.
Ese incidente, aún fresco en la memoria de los estadounidenses, es un fantasma que, según expertos analistas, podría reaparecer este 2020, en caso de que los números entre Biden y Trump no reflejen a un claro ganador.