La matanza de este 4 de Julio en un suburbio de Chicago ilustra el desafío que enfrentan actualmente las autoridades policiales y de seguridad nacional: un entorno en que casi cualquier evento público puede ser blanco de ataque con pocas o ninguna señal para que pueda ser detectado a tiempo.
El Departamento de Seguridad Nacional ha estado advirtiendo por meses de un ambiente de amenaza “dinámico y complejo”, producto de varios factores, desde agravios personales hasta eventos actuales que pueden desatar el próximo ataque, con las aglomeraciones públicas como blancos posibles.
Pero armados con ese conocimiento, las autoridades no fueron capaces de ver algunas señales o indicios concretos que les hubiera permitido detener el tiroteo de este lunes en Highland Park, donde murieron siete personas y al menos otras 30 resultaron heridas.
“Parece que fue un tiroteo completamente fortuito”, dijo Chris Covelli, un portavoz de la oficina del sheriff del condado de Lake, a la prensa. “No tenemos información que sugiera en este momento que fue racialmente motivado, motivado por una religión, o cualquier otra causa”.
Lo que los investigadores están encontrando, sin embargo, es un rastro de pruebas, principalmente en las redes sociales, que sugieren que el sospechoso, Robert Crimo III, de 21 años, se estaba inclinando hacia la violencia.
El joven, un músico en ciernes con el nombre artístico de Awake the Rapper, colocó recientemente videos y canciones, algunas inquietantes y violentas, en las redes sociales.
Las autoridades dicen que ya había llamado la atención de la policía en dos ocasiones: en abril de 2019 por un intento de suicidio y en septiembre del mismo año por amenazar a miembros de su familia.
Además, todo aparenta que Crimo estuvo planeando el ataque desde hacía varias semanas, cuando compró un fusil, y escogió el lugar de ataque y una ruta de escape.
¿Por qué no fue detectado?
Algunos expertos en terrorismo y seguridad señalaron que el sospechoso no parece estar alineado con ninguna ideología de fácil reconocimiento.
“Aunque es muy pronto para decir qué motivó al agresor de Highland, su perfil en línea apunta a una presencia en algunos espacios perturbadoramente violentos y nihilistas”, dijo Amarnath Amarasingam, un investigador sobre terrorismo en la Facultad de Religión de la Universidad de Ontario, en Canadá.
“Muchas subculturas bastantes oscuras en internet están empujando a los jóvenes al máximo. Estos espacios están deliberadamente diseñados para desconectar a los individuos de la realidad, reducir sus inhibiciones y canalizarlos a la violencia”, dijo Amarasingam a la Voz de América.
Eso confunde porque no hay una coherencia de ideología, agregó.
En un comunicado el martes, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, describió el ataque de Highland Park como “otro nuevo tiroteo masivo” y prometió redoblar los esfuerzos de su departamento para prevenir futuras tragedias y abordar la epidemia de las armas de fuego.
No está claro qué pueden hacer las autoridades del gobierno y de Seguridad Nacional sobre el acceso a las armas de fuego, especialmente después del fallo de la Corte Suprema el mes pasado que abolió una ley de control de armas en el estado d Nueva York.
Por ahora, el Departamento de Seguridad Nacional planea esfuerzos para ofrecer recursos financieros y otra asistencia a las comunidades de todo el país para ayudar a evitar la radicalización de la juventud.
Sin embargo, hay preocupaciones de que esos programas no son suficientes.
“Hay una resistencia en general, ya sea desde una perspectiva ideológica y en algunos casos histórica, de desconfianza en el gobierno federal”, dijo Sam Lichtenstein, de la firma analítica RANE.
Agregó que incluso en las comunidades más receptivas y con las autoridades locales interesadas en participar, no se llega a la base, que es lo más importante, para alcanzar un éxito.
También hay dudas sobre la confiabilidad de contar con los estadounidenses para que reporten preocupaciones, y hacer llegar una ayuda a quienes se están inclinando a la violencia.
«Lo que es trágico aquí (en Highland Park) y en muchos de estos incidentes es que uno mira hacia atrás y encuentra banderas rojas”, dijo Lichtenstein.
“La violencia, la retórica de incitación se están haciendo normales en la sociedad y es más difícil extraer de las redes sociales y otros lugares lo que realmente es preocupante. Para muchas personas, incluso cuando escuchan algo, no les salta la alarma de ‘¡debiera estar reportando esto!”
Voz de América