El gobierno autónomo de Escocia publicó el lunes un anteproyecto de ley que establece el calendario y la pregunta para un nuevo referéndum sobre su independencia del Reino Unido al que se opone firmemente el ejecutivo británico de Boris Johnson.
A seis semanas de unas legislativas regionales en que los independentistas del Partido Nacionalista Escocés (SNP), que actualmente gobiernan en minoría, esperan arrasar, el ministro de cuestiones constitucionales, Michael Russell, afirmó presentar el texto para que los votantes puedan elegir quién es el mejor situado para dirigir la recuperación del país tras la pandemia.
«El gobierno escocés cree que debe ser la gente que vive en Escocia la que tenga derecho a decidir cómo nos recuperamos de la pandemia y qué tipo de país queremos construir después de la crisis», dijo en un comunicado.
Según este anteproyecto de ley, correspondería al Parlamento escocés decidir la fecha de la votación, a la que Londres se opone firmemente, pero el ejecutivo local cree que debería celebrarse una vez superada la crisis sanitaria.
La pregunta formulada –«¿Debe Escocia convertirse en un país independiente?»– seguiría siendo la misma que en 2014, cuando esta nación británica de 5,5 millones de habitantes decidió por un 55% permanecer integrada en el Reino Unido.
En aquella ocasión el principal argumento contra la independencia fue el riesgo de quedar fuera de la Unión Europea (UE).
Paradójicamente, dos años más tarde, el conjunto del Reino Unido votó a favor del Brexit y los escoceses, que se opusieron al 62% a la salida británica del bloque, se vieron fuera de él contra su voluntad.
– Sturgeon, contra las cuerdas –
Esto sumado a la buena gestión de la pandemia por la primera ministra escocesa Nicola Sturgeon, que contrastó con las caóticas políticas del jefe del gobierno británico, Boris Johnson, había dado un renovado apoyo al independentismo.
Sin embargo, en las últimas semanas, Sturgeon se vio sumida en un escándalo político que amenaza con obligarla a dimitir y quitar votos al SNP en los comicios regionales del 6 de mayo, dando al traste con sus proyectos.
La polémica gira en torno al modo en que el ejecutivo y la propia Sturgeon gestionaron varias acusaciones de agresión sexual contra su predecesor y exmentor, Alex Salmond, que finalmente fue absuelto por la justicia en 2020.
Según medios escoceses, una comisión parlamentaria concluyó el jueves que la primera ministra «engañó» al Parlamento. El informe oficial se espera en los próximos días pero este lunes debe publicarse el resultado de otra investigación sobre si la líder independentista incumplió el código de conducta en este asunto.
En una larga comparecencia ante una comisión parlamentaria el 3 de marzo, Sturgeon afirmó haber «actuado apropiadamente» en «una de las situaciones políticas y personales más odiosas» de su carrera, defendiéndose ante los llamados a su dimisión.
Conocida defensora de los derechos de las mujeres, en el contexto del movimiento #MeToo la primera ministra había ordenado en 2018 un cambio en la forma de gestionar las acusaciones de acoso sexual asegurando desconocer entonces el caso de Salmond.
Este denuncia sin embargo que se trató de una maniobra política que buscaba llevarlo a la cárcel y acabar con su carrera.
Con información de AFP