A medida que los estudios científicos fueron confirmando que era seguro tomar un avión en medio de la pandemia por coronavirus, las restricciones para realizar viajes aéreos comenzaron a ceder. Y los expertos tienen cada vez más certezas de que hacerse la prueba de COVID-19 antes de un vuelo puede reducir en gran medida la cantidad de viajeros infectados.
Así lo encuentra una nueva investigación científica llevada adelante por investigadores de la Clínica Mayo, el Departamento de Salud Pública de Georgia y Delta Airlines, que analizaron diferentes estrategias de prueba para los pasajeros que viajan en avión. Descubrieron que hacerse una prueba nasal por PCR hasta 72 horas antes del vuelo redujo el número de clientes infectados a aproximadamente un 0,05 por ciento. Eso equivale a aproximadamente una de cada 2000 personas que dan positivo por el virus.
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El equipo agregó que los hallazgos muestran que los programas de pruebas previas al vuelo pueden ayudar a reducir drásticamente el riesgo de infecciones y pueden conducir a vuelos más seguros.
“Si bien ha habido varios informes de casos y modelos de simulación de transmisión del SARS-CoV-2 asociados con los viajes aéreos, existen datos limitados para guiar la estrategia de prueba para minimizar el riesgo de exposición y transmisión del SARS-CoV-2 a bordo de aviones comerciales”, fue la razón que explicaron los científicos para llevar adelante el estudio publicado en Mayo Clinic Proceedings , donde analizaron el programa de pruebas previas al vuelo de Delta que se desarrolló entre diciembre de 2020 y mayo de 2021. El mismo permitía a las personas viajar internacionalmente y evitar la cuarentena si daban negativo antes de la llegada.
De los casi 10.000 pasajeros que se sometieron a las pruebas, hubo cuatro (0,04 %) que dieron positivo tanto en la prueba molecular como en el antígeno rápido y no se les permitió volar. No hubo pruebas rápidas de antígenos falsos positivos. Eso significa solo 1 de cada 2.000 personas que volaron con Delta Airlines resultó infectada con COVID-19.
“Es un número bastante bajo”, dijo el autor principal, el doctor Aaron J. Tande, especialista en enfermedades infecciosas de la Clínica Mayo.
La opción sin pruebas, para aquellos que optaron por la cuarentena en el extranjero, fue la más probable de infectarse a bordo con un 0,2 por ciento o una de cada 500 personas. Los autores dicen que existen limitaciones que incluyen que las personas que sospechaban que estaban infectadas no volaran y que las personas tengan más cuidado con el uso de barbijo y el distanciamiento social porque sabían que no podrían volar si contraían el virus.
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