Desde el viernes, 30 de octubre, Francia entrará en un un nuevo confinamiento. La medida, anunciada la noche de este miércoles, por el presidente Emmanuel Macron, representa la estrategia del Gobierno para frenar la nueva ola de la Covid-19.
Tan sólo este martes, las autoridades francesas reportaron 288 decesos en los hospitales y 235 más en los albergues para ancianos. Ambos datos elevaron a 35.541 el total de fallecidos desde el inicio de la pandemia, en la nación gala.
Aunque de cumplimiento obligatorio, la nueva cuarentena no será tan estricta como la que comenzó en marzo y se extendió hasta abril. Las escuelas permanecerán abiertas. También lo harán los servicios públicos y los establecimientos comerciales de carácter esencial.
Prohibidas han quedado las pequeñas reuniones o los eventos colectivos. Los locales dedicados a actividades prescindibles deberán permanecer inoperativos. Quienes deseen pisar la calle podrán hacerlo, siempre y lleven consigo el respectivo salvoconducto.
Para los expertos, el reconfinamiento de toda la población francesa es la decisión adecuada, tras el fracaso del toque de queda por zonas que se decretó semanas atrás y que afectó a, por lo menos, 46 millones de personas.
“Debemos aceptarlo”, aconsejó Philippe Jouvine, director de Urgencias del Hospital Georges Pompidou, de París. Durante una entrevista radial, el médico afirmó que la medida se antoja inevitable, pues “estamos ante una curva de casos que asciende bastante rápido”.
Desde el comienzo de esta segunda ola, Francia reporta entre 30.000 y 50.000 casos del virus chino, cada 24 horas.