Wilmar Antonio Quiroz, alias «Siopas», el segundo al mando del Clan del Golfo, fue hallado muerto este miércoles por la policía colombiana en una carretera del noroeste del país.
Junto a los cabecillas alias Chiquito Malo y Gonzalito, «Siopas» fue perfilado por las autoridades como uno de los herederos del capo Otoniel, quien fue extraditado a Estados Unidos el año pasado.
La policía fijó una recompensa de 1,2 millones de dólares por información sobre el paradero de cualquiera de estos tres miembros de la banda de origen paramilitar- también conocida como Clan del Golfo.
«Investigamos los móviles del crimen», agregó Cortes sin precisar la causa de muerte del cabecilla. Su cuerpo fue abandonado en una carretera a tres kilómetros del municipio de Dabeiba, fortín histórico de la organización.
Siopas hizo parte del Clan durante 12 años y antes militó en la guerrilla FARC, transformada en partido político tras firmar la paz en 2016, según la policía.
«Hoy se encontraba bajo el mando de todas las acciones criminales en el departamento de Chocó (oeste) y el pacífico colombiano», agregó Cortés.
En estas regiones miembros del Clan del Golfo sostienen una disputa a sangre y fuego por las rutas del narcotráfico con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla reconocida del país.
A diferencia del ELN, las AGC hacen parte de una tregua bilateral con las fuerzas del estado pactada hasta junio.
‘Otoniel’ aceptó cargos de tráfico de cocaína ante la justicia estadounidense a comienzos de año y su condena se conocerá el 14 de julio. Reconoció haber enviado 96.800 kilos de cocaína y estar detrás de varios homicidios.
Sus herederos buscan acogerse a la política de «Paz Total», con la que el presidente, Gustavo Petro, plantea un sometimiento a cambio de beneficios penales para las bandas narco y reanudó negociaciones con el ELN
De acuerdo con estimaciones independientes, las AGC cuentan con unos 3.000 miembros entre combatientes y colaboradores.
AFP.