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Inflación anual en EEUU alcanzó en junio el 9.1%, la tasa más alta en casi 41 años

La inflación en Estados Unidos alcanzó en junio un nuevo récord histórico con un 9.1%, la más alta en los últimos 40 años y la cual está impulsada por un aumento en los costos de la gasolina y de los alimentos, entre otros.

Según el reporte del gobierno, el índice de precios al consumidor (IPC), que mide el costo de los bienes y servicios mes a mes, subió un 9.1% en junio en comparación con el año anterior. Este es el mayor aumento anual desde diciembre de 1981.

Una inflación a ese nivel haría muy probable que la Reserva Federal implemente otro gran aumento de las tasas de interés en su próxima reunión en dos semanas. Las tasas más altas están destinadas a enfriar el gasto de los consumidores y las empresas y desacelerar la economía y la inflación.

Los precios de los alimentos aumentaron 10.4% en los últimos 12 meses, mientras los de la gasolina se dispararon en el último año en un 60%, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales.

Estos grandes aumentos de precios también resaltarían el impacto brutal que la inflación ha tenido en las finanzas de muchas familias, ya que los costos de muchas necesidades se han disparado a un ritmo más rápido que los ingresos. A los estadounidenses de bajos ingresos y a las familias negras e hispanas les ha ido peor, ya que un mayor porcentaje de sus presupuestos se gasta en artículos como gasolina y alimentos.

Sin embargo, en lo que va de julio, los precios de la gasolina han caído de los sorprendentes $5 por galón alcanzados a mediados de junio a un promedio de $4.66 en todo el país a partir del martes. Eso sigue siendo mucho más alto que hace un año, pero la caída apunta al potencial de una inflación mucho más baja este mes y posiblemente en agosto.

Los estadounidenses aumentaron drásticamente sus gastos cuando la pandemia disminuyó hace un año, inicialmente derrocharon en muebles, equipos de ejercicio y otros artículos para el hogar y en los últimos meses cambiaron más a viajar, salir a cenar e ir al cine y a conciertos. La creciente demanda, en parte impulsada por los cheques de estímulo del gobierno, desbordó las cadenas de suministro y disparó los precios.

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