Por ser un país receptor de indocumentados, la inmigración (sobre todo la ilegal) es un tema que estará en la agenda de quien resulte electo presidente de Estados Unidos.
Para los expertos, la Covid-19 y la crisis económica se apoderaron de la campaña previa a las votaciones. Sin embargo, la inmigración volverá a estar sobre el tapete, en cuanto finalice la resaca que dejarán los comicios de este 2020.
De acuerdo con Alex Nowrasteh, analista del Instituto Cato, es necesario que los políticos, sobre todo los que trabajan en Washington D.C., se concentren en la creación de “un sistema de inmigración que sea mucho mejor”.
A juicio de Nowrasteh, las leyes deben ser reformuladas para permitir que “esas personas que ya están en territorio estadounidense puedan tener su legalidad”.
Una solución de ese tipo tendría un impacto positivo en los beneficiarios de DACA, la acción ejecutiva que fue promulgada por el ex presidente Barack Obama.
Con ese decreto, el ex mandatario protegió de la deportación a miles de jóvenes indocumentados, que llegaron a Estados Unidos en compañía de sus padres, también inmigrantes ilegales.
Desde que asumió la Presidencia, Donald Trump hizo lo que estuvo en sus manos para eliminar el programa. Fue la Corte Suprema la que dejó sin efecto sus pretensiones.
Sin embargo, Alex Nowrasteh cree que, de continuar en el poder, el republicano podría buscar fórmulas para deshacerse del plan.
Ante esa posibilidad, el experto considera como pertinente “pensar en qué tipo de reformas son necesarias” para limitar el daño de las eventuales acciones del magnate en la población inmigrante.
A diferencia de Donald Trump, el aspirante demócrata, Joe Biden, ha prometido respetar DACA e, incluso, se ha comprometido a buscar un camino que conduzca a los “Dreamers” (apelativo con el que se ha bautizado a los beneficiarios del programa) hacia la ciudadanía.