Dos fallecidos, seis desaparecidos, 7.977 aislados y 3.383 damnificados dejaron las inundaciones por las lluvias en la zona central de Chile, informó la ministra del Interior, Carolina Tohá.
«La situación en la noche (del sábado al domingo) ha significado una mejoría importante en gran parte de los territorios afectados, pero sigue habiendo situaciones que preocupan mucho», sostuvo Tohá.
Informó que 54 viviendas resultaron destruidas, 751 están con daño mayor y 1.578 personas se encuentran en albergues.
La ministra destacó el caso de la localidad de Ñiquén, en la región de Ñuble, completamente anegada. «Se hará un esfuerzo importante de evacuación», agregó Tohá.
La imágenes captadas desde el aire y transmitidas por la televisión local de localidades como Coltauco y Licantén muestran la magnitud de la crisis. En la primera de ellas, en la región de O’Higgins y a 120 km al sur de Santiago, la salida del río Cachapoal inundó el 80% de la localidad y dejó a 200 personas aisladas.
En Licantén, región del Maule y a 210 km de la capital, había 700 personas aisladas y la casi totalidad de sus construcciones inundadas, incluido su hospital, por la crecida del río Mataquito.
Las salidas de ríos fuera de sus cauces han provocado interrupciones de algunas de las principales carreteras, como la que comunica al país de norte a sur, y la que va de Santiago a la ciudad y puerto de Valparaíso. Además, se informó de puentes ferroviarios dañados por la fuerza de los ríos.
Algunas regiones afectadas por las inundaciones fueron golpeadas durante el verano (austral) pasado por los grandes incendios forestales que destruyeron 439.000 hectáreas y dejaron 26 personas fallecidas.
Las intensas lluvias, que comenzaron el jueves, se concentraron en muy pocas horas, especialmente en la cordillera y la precordillera de Los Andes, donde habitualmente cae nieve. Esto provocó una fuerte erosión de los cerros y un rápido aumento de los caudales de los ríos.
AFP.