Israel ordenó el viernes la evacuación hacia el sur de «todos los civiles» del norte de la Franja de Gaza, una medida condenada por la ONU y rechazada por Hamás, mientras continúan los bombardeos al enclave en respuesta a la ofensiva del grupo islamista palestino, que desató una guerra con miles de muertos.
Desde el inicio de los enfrentamientos, el 7 de octubre tras un sangriento ataque de Hamás, alrededor de 1.200 personas murieron en Israel, en su mayoría civiles. Entre los fallecidos hay al menos 258 soldados israelíes, según el ejército.
Los bombardeos masivos israelíes contra el enclave han causado a su vez al menos 1.537 muertos, en buena parte civiles, indicaron las autoridades locales.
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El grupo islamista retiene además a unos 150 rehenes en la Franja, de los que 13, «incluyendo extranjeros», murieron por los bombardeos israelíes, indicó el viernes el brazo armado de Hamás.
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El ejército de Israel llamó a «la evacuación de todos los civiles» de la ciudad de Gaza, en el norte del enclave, hacia el sur «por su propia seguridad y protección», anunció este viernes de madrugada. Por la mañana lanzó también octavillas en árabe, urgiendo a los habitantes a abandonar «de inmediato» sus casas.
El ejército dio en principio un plazo de 24 horas, aunque admitió luego que esta evacuación «llevaría tiempo».
Hamás rechazó inmediatamente la orden.
«Nuestro pueblo palestino rechaza la amenaza de los líderes de la ocupación (israelí) y sus llamados a dejar sus casas y huir hacia el sur o Egipto», afirmó Hamás en un comunicado.
La ONU, informada momentos antes de la orden israelí de «reubicación» de 1,1 millón de habitantes, urgió a anular la medida.
Una evacuación de este tipo es «imposible sin provocar consecuencias devastadoras», advirtió Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU.
El ministerio palestino de Salud también señaló que era «imposible evacuar a los pacientes vulnerables de los hospitales del norte de Gaza».
– «Hamás será aplastado» –
La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) trasladó su centro de operaciones y su personal hacia el sur de la Franja.
El primer ministro israelí, Benjamin Betanyahu, prometió destruir a Hamás, tras reunirse el jueves en Tel Aviv con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
«Así como el EI [grupo yihadista Estado Islámico] fue aplastado, Hamás será aplastado», afirmó Netanyahu, una declaración que pareció anticipar una ofensiva terrestre en Gaza contra Hamás.
El 7 de octubre, en el último día de las celebraciones judías de Sucot, cientos de combatientes de Hamás se infiltraron en territorio israelí por tierra, mar y aire. En su ataque mataron a más de un millar de civiles en la calle, en sus casas y en un festival de música, tras una lluvia de miles de cohetes.
Este ataque, el más mortífero desde la fundación del Estado de Israel hace 75 años, conmocionó a todo el país y fue condenado por gran parte de la comunidad internacional.
– 6.000 bombas –
En la ciudad de Sederot, cerca de la frontera con Gaza, Yossi Landau, un voluntario de la organización Zaka, que participa en la identificación de cadáveres, aseguró que no había visto nada igual.
«Una parte de la carretera que debía tomar 15 minutos para recorrer nos tomó 11 horas, porque fuimos y los recogimos todos [los cuerpos] y los pusimos en bolsas», cuenta este hombre de 55 años.
Tras el ataque, el ejército israelí dijo que había encontrado los cadáveres de 1.500 combatientes de Hamás infiltrados.
En respuesta, el ejército israelí lanzó en el enclave palestino unas 6.000 bombas, o sea un total de 4.000 toneladas de explosivos.
En la noche del jueves al viernes, fueron atacadas 750 «posiciones militares», entre ellas «residencias de terroristas de alto rango utilizadas como centros de mando militar», dijo el ejército israelí.
Según periodistas de la AFP, «bombardeos masivos» alcanzaron el campamento de Al Shati, el mayor de la Franja de Gaza.
Los milicianos de la Franja de Gaza dispararon este viernes cientos de cohetes hacia Israel, constató una periodista de AFP. Los proyectiles fueron lanzados en un lapso de unos 15 minutos.
Más de 423.000 personas se han visto obligadas a dejar sus casas en el territorio palestino, según la agencia humanitaria de la ONU, OCHA.
En la Franja de Gaza, un estrecho y empobrecido territorio bajo estricto embargo israelí desde 2007 cuando Hamás tomó todo el control, su población se está quedando sin agua, electricidad ni comida, tras el asedio ordenado por Israel esta semana.
Según la OCHA,la agencia humanitaria de la ONU, algunos habitantes empiezan a beber agua del mar, salada y contaminada por las aguas residuales.
– «Controlar a Israel» –
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, ratificó el jueves su apoyo a Israel aunque llamó a considerar las «aspiraciones legítimas» de los palestinos.
«Mientras Estados Unidos exista (…), siempre estaremos a su lado», afirmó tras reunirse con Netanyahu.
Blinken mencionó las «posibilidades» de abrir pasos seguros para los civiles «que deseen abandonar la zona o buscar refugio».
En Jordania, donde Blinken continúa su gira para intentar contener esta crisis, el rey Abdalá II advirtió contra «cualquier intento de desplazar» a los palestinos.
La Liga Árabe estimó que la orden de evacuación israelí es «un crimen que supera el entendimiento», y el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que una incursión terrestre de Israel en la Franja de Gaza provocaría «pérdidas inaceptables entre los civiles» palestinos.
Israel, además de los bombardeos masivos, ha desplegado decenas de miles de soldados cerca del enclave y en la frontera con Líbano, en el norte, país desde el cual el Hezbolá proiraní, aliado de Hamás, lanza cohetes.
Irán advirtió que Estados Unidos «debe controlar a Israel» si quiere evitar una guerra regional, en palabras del ministro de Relaciones Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, durante una visita a Líbano.
En varios países de la región, miles de personas se manifestaron en las capitales de Irak, Irán y Jordania en apoyo a los palestinos.
AFP