Toma 4. ¡Acción! Israel celebra este martes sus cuartas elecciones en menos de dos años, con los votantes divididos ante la pregunta que ha sumido al país en una profunda crisis política: el primer ministro Benjamin Netanyahu, juzgado por «corrupción» pero artífice de una campaña de vacunación anticovid, ¿debería quedarse o irse?
Los colegios electorales abrieron a las 7H00 locales (5H00 GMT) y cerrarán a las 22H00 (20H00 GMT) y poco después se conocerán los primeros sondeos a boca de urna.
«Espero que sean las últimas elecciones», dijo Netanyahu tras votar en Jerusalén, confiando en que el país pueda salir del bloqueo político.
¿A favor o en contra de «Bibi»?, como se le llama a Netanyahu en Israel. Esta sigue siendo la gran pregunta de esta eterna telenovela política. Pero, en este cuarto episodio, los actores han cambiado.
El general Benny Gantz, rival de Netanyahu en las tres elecciones anteriores muy reñidas, perdió popularidad tras alcanzar un pacto la pasada primavera con su antiguo enemigo para formar un gobierno de «urgencia» frente a la crisis de sanitaria.
Laboratorio del mundo
Este gobierno de unión nacional implosionó en diciembre y poco después Netanyahu lanzó una intensa campaña de vacunación gracias a un acuerdo con el gigante farmacéutico Pfizer: se suministraron millones de dosis a cambio de datos biomédicos sobre los efectos de la vacuna anticovid-19.
De hecho Netanyahu, de 71 años, de los cuales los últimos 12 en el poder, centró su campaña electoral en el éxito de la vacunación en Israel, donde casi el 50% de la población recibió las dos dosis, o sea casi dos tercios de los votantes.
En esta ocasión, los principales rivales de Netanyahu en los comicios son el centrista Yair Lapid, Gideon Saar, exmiembro de la formación de Netanyahu, y el líder de la derecha radical Naftali Bennett, seguidos de una decena de partidos que, según el sistema proporcional israelí, tienen que recabar al menos un 3,25% de los votos para entrar en el parlamento.
«Es el momento de la verdad», dijo Lapid, tras depositar su voto en Tel Aviv. «Aquí hay solo dos opciones: bien Yesh Atid (su partido) gana fuerza, bien tendremos un gobierno tenebroso, racista y homófobo», agregó.
Los últimos sondeos colocan en cabeza al Likud (derecha) de Netanyahu con aproximadamente 30 escaños de 120, seguido de Yesh Atid, con unos 20. Los partidos de Saar y Bennett obtendrían 10 cada uno.
Para alcanzar la mayoría necesaria de 61 diputados para formar gobierno, Netanyahu espera aliarse con la derecha religiosa pero también, por primera vez, con la extrema derecha. Yair Lapid cuenta con un acuerdo con partidos de izquierda y del centro pero también con una parte de la derecha decepcionada por el primer ministro.
Rodeado de guardaespaldas y usando mascarilla sanitaria, Netanyahu, visitó por sorpresa el lunes por la tarde el concurrido mercado de Mahane Yehuda, en el centro Jerusalén, donde fue aclamado por sus simpatizantes.
«Solo nos faltan dos escaños» para formar gobierno, afirmó. «Vayan a votar» por el Likud.
¿»Bye Bye Bibi»?
Pese a la vacunación y la reapertura de los comercios, los partidos políticos no pudieron celebrar grandes mítines y la campaña se desarrolló sobre todo en las redes sociales. Cada partido se esforzó por convencer a sus adeptos de superar el «cansancio electoral», después de tres comicios.
Frente a la baza de la vacunación usada por Netanyahu, la oposición usó el argumento del juicio contra el primer ministro por «corrupción», «malversación» y «abuso de poder», que comenzó hace unos meses y que alimenta un movimiento de protestas que se celebran cada sábado en todo el país desde hace 39 semanas.
El sábado por la noche miles de personas se congregaron en Jerusalén al grito de «Yalla (vamos), lárgate Bibi» o «Bye Bye Bibi» (Adiós Bibi).
«Hay demasiados partidos y demasiado ego. No lograrán ponerse de acuerdo sobre nada», dijo a la AFP Amit Fischer, de 35 años, que votó por Lapid y se mostró convencido de que habrá que volver a votar en breve.
En las últimas tres elecciones, el líder del partido nacionalista laico Israel Beitenu, Avigdor Lieberman, se negó a decir si se uniría a una coalición pro o anti-Netanyahu y esta vez es Naftali Bennett quien parece tener el poder de hacer inclinar la balanza hacia un lado u otro.
Su apoyo podría permitir que un bando alcance el ansiado listón de los 61 diputados. A día de hoy Bennett sigue sin revelar sus intenciones, mostrándose crítico con la gestión de Netanyahu y al mismo tiempo próximo a su ideología.
El domingo firmó una declaración en la que asegura que no formará parte de un gobierno de Lapid, pero sin decir si se unirá a uno con Netanyahu.
Con información de AFP