El presidente de Colombia, Iván Duque, reafirmó este jueves su compromiso entorno a la lucha venezolana poner fin a la dictadura de Maduro y advirtió que cual pretensión de elecciones con el dictador «termina siendo una especie de sainete».
En entrevista con EL PAÍS de España, el mandatario colombiano afirmó que se deben profundizar los mecanismos necesarios para que Maduro sea juzgado ante la Corte Penal Internacional (CPI), por los crímenes de lesa humanidad que ha ejecutado contra la población venezolana.
Asimismo, el jefe de Estado se pronunció a propósito de los próximos comicios que la dictadura venezolana pretende llevar a cabo en el país, que evidentemente no son respaldados ni por la alternativa democrática, ni la comunidad internacional.
«Mientras no haya condiciones para elecciones libres, porque no puede haberlas en un gobierno dictatorial, cualquier pretensión de participar en un proceso democrático termina siendo una especie de sainete», sentenció.
El mandatario colombiano destacó la aprobación del Estatuto Temporal de Protección para los migrantes venezolanos en Colombia, por 10 años, con el objetivo de atenderlos, protegerlos e incluirlos en el desarrollo económico y social de la nación.
Duque pidió a los países de la región adoptar medidas migratorias como esta, para proveerle a los venezolanos la estabilidad que no consiguieron en Venezuela, debido a la crisis humanitaria que generó la dictadura de Maduro. De igual forma, disminuir los ataques de xenofobia que cada día se incrementan más.
«El gesto de Colombia es un gesto de paz, humanitario y fraterno. Creo que es un referente frente a la política migratoria para el mundo, porque el mundo ha visto mucha xenofobia, mucha generalización, mucha estigmatización. Estamos demostrando que no se necesita ser un país rico para ser fraterno y humanitario», expresó.
Pregunta EL PAÍS de España: En un gesto muy aplaudido por la comunidad internacional, su Gobierno ha decidido regularizar a cientos de miles de venezolanos. ¿Van a tomar más medidas frente a esa población inmigrante?
Respuesta. El gesto de Colombia es un gesto de paz, humanitario y fraterno. No somos un país rico. 1,7 millones de migrantes ya están en Colombia, alrededor de 900.000 tienen permisos temporales, les extendemos el estatus por 10 años, tendrán su tarjeta con su biometría, con su nombre y su cédula. Hay otros 800.000 o 900.000 que no sabemos dónde están, cómo se llaman, qué condiciones tienen; sencillamente viven en la invisibilidad. Con ese estatuto de protección temporal se van a registrar, sabremos quiénes son, podrán tener acceso a bienes y servicios de conformidad con la ley colombiana. Creo que es un referente frente a la política migratoria para el mundo, porque el mundo ha visto mucha xenofobia, mucha generalización, mucha estigmatización. Estamos demostrando que no se necesita ser un país rico para ser fraterno y humanitario.
P. Usted ha sido un defensor acérrimo de Juan Guaidó desde el primer momento. Sin embargo, el objetivo de sacar del poder a Nicolás Maduro no se ha logrado. ¿Cuál es la estrategia a seguir en Venezuela?
R. Colombia nunca ha actuado unilateralmente. No es que seamos defensores acérrimos, somos defensores de la democracia y del fin de la dictadura en Venezuela. Maduro no ha salido del poder, es cierto, pero también reconozcamos varias cosas. Nunca se había puesto un cerco diplomático de esa naturaleza. El proceso es el fin de la dictadura, un Gobierno de transición con participación amplia, la convocatoria de elecciones libres y un plan de reconstrucción de Venezuela. ¿Qué necesitamos? Acelerar ese proceso.
P. ¿Cómo?
R. Hay que seguir profundizando todos los mecanismos de presión, incluyendo lo que fue una denuncia que hicimos varios jefes de estado de Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional.
P. ¿Usted apoyaría una participación de los partidos opositores en las próximas elecciones regionales?
R. Es que no voy a decir si apoyo o no apoyo. Los que tienen que definirse son ellos. Mientras no haya condiciones para elecciones libres, porque no puede haberlas en un gobierno dictatorial, cualquier pretensión de participar en un proceso democrático termina siendo una especie de sainete.
Con información de EL PAÍS