El jefe supremo de los talibanes, Hibatullah Akhundzada, cuyas apariciones públicas son escasas, pidió el martes al nuevo gobierno afgano que respete la sharía, la ley islámica, en su primer mensaje desde que los islamistas tomaron el poder hace más de tres semanas.
«Puedo asegurar a todo nuestro pueblo que los gobernantes se esforzarán en hacer respetar las normas islámicas y la sharía en el país», dijo Akhundzada en un comunicado en inglés.
Los Talibanes presentaron parte de su futuro gobierno
El jefe de los talibanes, que no ha aparecido en público desde hace mucho tiempo y cuyas intervenciones públicas son muy inusuales, añadió que el nuevo gobierno hará cuanto pueda para establecer «una paz, una prosperidad y un desarrollo duraderos» en el país.
Instó a sus compatriotas a no abandonar Afganistán, asegurando que el régimen talibán «no tiene problemas con nadie». Más de 120.000 afganos se exiliaron en las últimas semanas por temor al movimiento islamista.
En su largo mensaje, también afirmó que desea unas «relaciones fuertes y sanas con los vecinos de Afganistán y con todos los demás países» y aseguró que su régimen tomará «medidas fuertes y eficaces para proteger los derechos humanos».
La comunidad internacional está expectante por ver cómo actuarán los talibanes en este sentido, después de que su primer mandato, de 1996 a 2001, estuviera marcado por actos de brutalidad continuos contra las mujeres.
El jefe de los talibanes subrayó asimismo la importancia de la educación, «una de las primeras necesidades del país», y dijo que su gobierno la desarrollará.
Por último, aseguró que «todos los diplomáticos extranjeros, embajadas, consulados, organizaciones, trabajadores humanitarios e inversores no tendrán ningún problema» en el país.
Nombrado al frente de los talibanes en mayo de 2016, Hibatullah Akhundzada era hasta entonces un gran desconocido, y solía estar más implicado en cuestiones judiciales y religiosas que en las maniobras militares.
No acostumbra a difundir comunicados y normalmente solo lo hace con ocasión de las festividades islámicas.
A finales de agosto, su movimiento indicó que vivía «desde el comienzo» en Kandahar y que aparecería «muy pronto en público».