La proliferación de noticias falsas y desinformación en elecciones es una constante en toda América Latina y el principal blanco son los sistemas electorales a los que urge proteger para garantizar la democracia y el derecho a la privacidad.
Es la conclusión de un grupo de expertos invitados este miércoles a un foro sobre ‘Noticias falsas en elecciones: cómo reducir la amenaza’, convocado por el Concejo de las Américas AS/COA, en Washington.
El juez de la Corte Suprema de Brasil y presidente del Tribunal Superior Electoral de ese país, Luís Roberto Barroso, consideró que “proteger la democracia y la confiabilidad del sistema electoral es vital» al medir la magnitud de los ataques dirigidos a los sistemas.
El jurista estima que un primer paso para encaminar a soluciones es la regulación de las plataformas de redes sociales y desde ahí avanzar hacia la autorregulación de contenidos, bajo la premisa de que “será difícil eliminar por completo la desinformación, pero si bajarle su presencia que con tanta fuerza ha irrumpido en las elecciones en los últimos años”, en Brasil, la región y el mundo.
Por su parte Cristina Tardáguila, del Centro Internacional para Periodistas y fundadora de la Agencia Lupa, primer portal de verificación de información en la región, sostiene que la mayoría de ataques que apuntan a las autoridades electorales son mensajes de “desconfianza” y bulos que alertan de “fraudes electorales” a modo de encender los ánimos en los internautas.
“Hemos visto en la región que se sigue atacando a los sistemas electorales… y no creo que estemos exagerando, es evidente que hay un gran monstruo de la desinformación en todo el mundo impostado en los escenarios políticos, las falsas noticias están haciendo un efecto de odio y exasperando la desesperación”, matizó Tardáguila.
El consenso y los pactos éticos entre partidos políticos podrían reducir la desinformación –coincidieron los expertos- pero abogaron por un mayor control de las plataformas con leyes internacionales que permitan aplacar la ingente cantidad de desinformación que hacen imposible a los medios tradicionales tener los recursos para verificar y dar una versión correcta ante cada contenido falso que circula en las redes sociales.
Con información de VOA