Con casi 41 semanas de embarazo, Rosiangel Jiménez*, de 26 años, no sabía dónde daría a luz. Peregrinó por cinco hospitales públicos en Caracas, incluida la mayor maternidad de Venezuela. En todos ellos le pidieron una lista de materiales e insumos médicos que no tenía cómo costear. Conseguirlos tampoco sería una garantía total de atención.
Jiménez es madre soltera y desempleada. A duras penas pudo pagar los exámenes de control mensuales que rondaban los 60 dólares.
En los hospitales a los que se acercó en busca de atención médica le proporcionaron una amplia lista de insumos que debía aportar, dado que no existen en los inventarios de estos centros asistenciales: sábanas, batas, gasas, inyectadoras, guantes, adhesivos, anestesia, agua oxigenada, compresas y soluciones. Estos insumos cuestan entre 40o y 800 dólares.
“He visitado varios hospitales y me han dicho que la lista (de espera) es larga, que así yo lleve los insumos, lleve los materiales, lleve la plata, igualito tengo que esperar”, relata a la Voz de América desde la casa de una vecina en La Vega, un barrio pobre en Caracas.
“Será llegar con el bebé casi afuera para que me puedan atender”, afirma.
Mortalidad materna
En Venezuela la tasa de mortalidad materna aumentó 182,8 % en los últimos 20 años, de acuerdo con un informe de Naciones Unidas publicado el pasado 23 de febrero. En 2020 se registraron 259 muertes maternas por cada 100.000 nacimientos contra 92 en 2000.
El ministerio de Salud del país no publica cifras oficiales desde 2016, cuando contabilizó 756 muertes maternas en 2016, 66 % más que el año anterior (456). Este último boletín epidemiológico le costó el puesto a la ministra de entonces.
El sistema hospitalario público está colapsado desde hace más de una década.
El gobierno responsabiliza constantemente de la crisis a las sanciones internacionales, en vigor desde 2019, aunque expertos aseguran que el colapso comenzó mucho antes.
En enero, el desabastecimiento de insumos en los quirófanos de los hospitales públicos alcanzó el 72 %, según un informe elaborado por la ONG Médicos por la Salud.
“Si tú no tienes una palanca (influencia), a usted no lo atienden”, asegura Jiménez, al tiempo que confiesa que siente “pavor”.
En 2020 Jiménez perdió a una bebé de siete meses.
“Se me murió dentro de la barriga por una subida de tensión (…) Me hicieron parir a la bebé muerta. Me trataron como que si por mi culpa la bebé se había muerto. Fue horrible”, dijo.
“Te sientes indefensa (…) uno entra a parir, pero no sabes cómo vayas a salir. Somos seres humanos, no somos unos animales”, agregó.
“Me encontraron una gasa en la herida días después”
A Doralys Carrillo, 20 años, le encontraron una gasa dentro de la vagina 15 días después de haber dado a luz en la Maternidad Concepción Palacios, la mayor de Venezuela, dijo por teléfono a la Voz de América.
Con dolor agudo y mucho malestar, supo que algo no estaba bien. “Sentía algo raro en mi parte íntima. Entonces, llamé a mi tío, que es doctor, él me chequea y me dice que los puntos se me habían ido todos, que tenía una gasa ahí adentro. La gasa ya tenía un color verde y olía horrible, olía espantoso”, contó.
“Me llevaron a la maternidad, me pidieron disculpas y me dieron antibióticos”, dijo.
Han pasado cinco meses de la sutura y Carillo todavía siente dolor.
Además, recuerda que su experiencia durante el parto en la maternidad “no fue la mejor”.
“Cuando llegué me mandaron a bañarme, el baño no tenía luz, no había agua en la llave, el pote tenía el agua muy sucia y me dejaron sola en el baño. Cuando yo salgo a agarrar mis cosas para vestirme, me empiezo a sentir mal, me mareo y me desmayo. Me pego en la cabeza y otras madres que estaban ahí empezaron a llamar a la enfermera, y al rato me despierto, sigo en el piso, me siento y al rato llegan las enfermeras. Cuando me paro, todo el piso está lleno de sangre. Me mandan a sentarme, me limpian las piernas y me mandan a vestirme”, contó.
“Al rato me trajeron a mi bebé. Estaba toda llena de popó (heces) de la cabeza hasta los pies. Me la entregaron en un papel blanco. Estaba lleno de popó”, agregó.
Parto humanizado
En 2017, el presidente Nicolás Maduro lanzó el plan «Parto Humanizado», que busca guiar a las embarazadas en torno a los cuidados que ameritan antes y después del nacimiento.
La ONG internacional Médicos Sin Fronteras (MSF), que trabaja en Venezuela desde el 2015 en Amazonas, Anzoátegui, Bolívar y Delta Amacuro, colabora con el gobierno.
En Anzoátegui, desde 2022 la organización y el personal médico local han atendido a casi 380 mujeres.
“Además de ser un proyecto que tiene el objetivo de robustecer la estructura de salud y promover el respeto a los derechos internacionales en cuanto al cuidado materno respetuoso, este proyecto resalta el trabajo conjunto con el personal local de los centros de salud para identificar si las necesidades de las mujeres que acuden al hospital son respondidas, fortaleciendo así la calidad de atención brindada a los pacientes”, explicó Richard Ferreira, coordinador médico de MSF en el estado Anzoátegui, en nota de prensa.
Voz de América