Con el título “En la capital petrolera de Venezuela, la vida es una lucha. Así es la muerte”, The Washington Post, un importante medio estadounidense, relata la desolación que hay en Maracaibo.
La nota asegura: El hospital se había quedado sin analgésicos y antibióticos, dejando a Neiro Vargas gimiendo de agonía. El guardia de seguridad de 43 años había sido traído con un disparo en el cuello. En el séptimo día, su corazón dio un vuelco. Pero en Maracaibo, las indignidades de la vida ya no terminan con la muerte. Una caída libre económica más severa que la Gran Depresión, ha paralizado esta antigua ciudad petrolera, y aquellos que se han quedado se están preparando para las peores sanciones estadounidenses. La segunda ciudad más grande de Venezuela, y su motor industrial, es ahora el epicentro del colapso social de la nación socialista. El colapso de la civilización aquí es quizás más evidente al morir”.