Suiza es de los países más ricos del mundo, pero su dependencia del gas ruso y de las nucleares francesas amenaza la nación alpina con una escasez de energía o incluso apagones este próximo invierno.
Con cientos de plantas hidroeléctricas esparcidas por los Alpes, Suiza produce energía de sobra durante los meses de verano. Aunque al llegar el La planta Nant De Drance se encuentra en una cueva a 600 metros bajo tierra y a una altitud de 1.700 metros, a solo unos pocos kilómetros del Mont Blanc, el pico más alto de Europa Occidental.
A diferencia de las centrales hidroeléctricas normales, que crean energía liberando el agua de presas a través de turbinas, los sistemas de bombeo y almacenamiento no se quedan sin energía cuando los embalses se vacían.
De hecho, la planta Nant De Drance, situada entre dos grandes presas a alturas distintas, funciona «como una batería gigante», dice Robert Gleitz, de la compañía energética suiza Alpiq, accionista clave de la instalación.
Durante los picos de demanda produce energía de forma tradicional, enviando agua desde el embalse superior de Vieux-Emosson hacia el embalse inferior de Emosson.
Pero cuando la producción de energía solar y eólica es alta y la demanda es inferior, el agua del Emosson es bombeada hacia el embalse superior, almacenando el exceso de electricidad generada.
«Cuando hay demasiada electricidad en la red, almacenamos el agua en la presa superior», dice Gleitz a AFP durante una visita a sus instalaciones.
De esta forma puede impulsar la producción durante los tiempos de alta demanda, como el invierno, y de paso reducir la necesidad de importar energía.
– Apagones de varias horas –
Gleitz advierte que la planta ayudará a afrontar breves picos de consumo, pero poco puede hacer ante una escasez a largo plazo.
La central «complementa una producción de electricidad renovable que sigue siendo muy baja», dice Nicolas Wüthrich, del grupo conservacionista Pro Natura.
Esta organización, entre otras, lamenta desde hace tiempo la demora de Suiza para desmantelar sus viejos reactores nucleares y realizar la transición hacia las renovables.
El país contaba sólo con 37 turbinas eólicas en 2020, mientras los expertos aseguran que necesitaría unas 750 para alcanzar el objetivo gubernamental para 2050 de producción de energía renovable.
La organización suiza a cargo de garantizar el acceso a la energía en tiempos de crisis advirtió a finales de 2021 que estaba «emergiendo un alto riesgo de escasez de electricidad».
Y los eventos geopolíticos ocurridos desde entonces no han hecho más que aumentar esta posibilidad.
Suiza advirtió ante la exageración del riesgo, pero ha reconocido que se está preparando para una posible escasez de energía.
El responsable de la comisión federal de electricidad, Werner Luginbuhl, alertó del riesgo de repetidos apagones de varias horas.
En ese sentido, minoristas de todo el país han reportado una avalancha de consumidores interesados en paneles solares y generadores.
AFP