Las tuberías de su hogar estuvieron secas por 15 días. El domingo pasado, llegó el agua al fin. Jorge (*), un joven residente de una populosa urbanización de Maracaibo, la segunda ciudad más poblada de Venezuela, quedó sorprendido por su color: “era marrón, sucia, puro barro”.
Su madre y él, de 35 años, decidieron descartarla a pesar de la sequía. La mujer caminó varios kilómetros para buscar y cargar a casa un botellón de 16 litros de agua que un vecino le ofreció. Pensaba que tendría otra apariencia. Se equivocó.
“Era pura agua de barro también. La usamos para el sanitario, al menos, que estaba colapsado”, cuenta Jorge. Tres días luego, el agua seguía llegando marrón. Se atrevieron a hervirla en una olla para ver si podían consumirla.
“Somos gente de pocos recursos para comprar un botellón de agua -la ‘recarga’ cuesta cerca de 30 centavos de dólar o un millón 200.000 bolívares-. La probé y sabía a pura arena. Eso no está apto para el consumo humano”, concluye.
Maracaibo es una de seis ciudades del estado más poblado de Venezuela, Zulia, cuya agua potable ha llegado a miles de hogares con aspecto “turbio”, como lo han denominado autoridades locales, como el gobernador Omar Prieto.
La pésima condición del agua en la región zuliana es multifactorial, argumentó esta semana el alcalde Luis Caldera, de Mara, uno de los municipios fronterizos con Colombia afectados. Según su versión, la deforestación de la Cuenca del Lago de Maracaibo, los niveles imprevistos de las lluvias en las zonas de los embalses y las “intervenciones agrícolas” son las causas principales.
El gobernador, simpatizante del poder ejecutivo de Nicolás Maduro, decretó una contingencia para abordar el asunto. Caldera, sin embargo, no dejó entrever esperanzas de una solución pronta. “No podemos hablar de que vamos a hacer milagros. Dependemos de las condiciones de lluvia en la Cuenca, de las condiciones de erosión, del nivel que alcancen los ríos”, dijo a la prensa.
La Comisión para los Derechos Humanos del estado Zulia, Codhez, urgió este jueves a las autoridades a “restablecer la prestación eficiente de servicios públicos y garantizar un nivel mínimo vital de agua para la población”.
Según la organización, residentes del oeste, centro y norte de Maracaibo admitieron haber usado el agua “en malas condiciones” y “no apta para el consumo humano” por no tener opción, luego de que escaseara durante mayo.
Entre «caos» y el COVID-19
Para Manuel Acosta, habitante de San Francisco, ciudad vecina de Maracaibo, la problemática del agua es “un caos” y un “desastre” que se suma a la deficiencia de otros servicios, como el gas doméstico, del que no goza desde hace un mes.
“El agua está llegando súper oscura, súper sedimentada. Son muchas cosas que te abruman, pero uno trata de alguna forma de solucionar, con una cocina eléctrica o una planta generadora, pero, ¿y el agua cómo la resuelvo?”, acota.
FUENTE VOANOTICIAS.COM