Este domingo 1 de diciembre, la Plaza La Castellana de Caracas fue escenario de una manifestación liderada por familiares de presos políticos durante la concentración convocada por la lideresa María Corina Machado. La protesta, que rechaza los crímenes de lesa humanidad atribuidos al régimen de Nicolás Maduro, reunió a venezolanos que exigen justicia y la liberación de detenidos arbitrariamente.
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Entre los manifestantes destacó Leida Brito, defensora de derechos humanos conocida como «la abuela del casco rojo» y secretaria nacional de mujeres del partido Encuentro Ciudadano.
Brito denunció la situación crítica de los más de dos mil presos políticos, muchos de los cuales enfrentan cargos sin pruebas ni acceso a una defensa adecuada, y agregó que algunos detenidos simplemente desempeñaban labores en las mesas electorales durante las elecciones del 28 de julio.
#EsNoticia | “Como no salir a protestar cuando hay más de dos mil venezolanos familias llorando”, testimonio de defensora de DD.HH. en Caracas
Reporte: @soydanielarojasd
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«¿Cómo no salir a protestar cuando hay tantas familias llorando por sus hijos apresados?», expresó Brito, señalando la precariedad en la que viven muchas familias, incapaces de alimentar o visitar a sus seres queridos debido a la lejanía de los centros de reclusión y la falta de recursos.
Otro caso es el de Yelitza Guevara, madre de Miguel González, un joven de 18 años detenido arbitrariamente mientras se encontraba cerca de su centro de votación el 28 de julio.
«He conocido a cientos de madres que viven en la incertidumbre por el arresto injusto de sus familiares», denunció Guevara, exigiendo que se investiguen y resuelvan todos los casos de los privados de libertad.
Presos como rehenes
Diego Casanova, miembro del Comité de Familiares de Presos Políticos, acusó al régimen de Nicolás Maduro de utilizar a los presos políticos como rehenes para negociar una eventual salida del poder.
Además informó que el comite ha recibido hasta 12 casos de detenidos que han intentado atentar contra su vida, debido a las condiciones de tortura y violencia que se viven en los centros de reclusión.