El Parlamento sueco eligió este miércoles primera ministra a la socialdemócrata Magdalena Andersson, que encabezará un Gobierno rojiverde en minoría en lugar de Stefan Löfven, quien renunció el pasado 10 de noviembre tras siete años como primer ministro en un movimiento largamente anticipado para dar margen a su sucesor de preparar las elecciones generales de septiembre de 2022.
Andersson, primera mujer en gobernar Suecia, recibió 117 votos a favor, por 174 en contra y 57 abstenciones, con lo que se cumple la condición establecida en el sistema sueco para ser elegido primer ministro: no tener la mayoría de la Cámara en contra, fijada en 175 escaños. En el sistema sueco, el candidato a primer ministro no necesita una mayoría a favor del Parlamento, simplemente evitar una mayoría en su contra entre los 349 diputados.
El partido se encuentra rozando sus mínimos históricos de apoyo y se ven amenazados por los conservadores Moderados, que recientemente se acercaron al partido anti inmigración de los Demócratas de Suecia.
La líder socialdemócrata y economista de 54 años, que anoche cerró un pacto con los socialistas que le permitió asegurarse la elección, deberá afrontar horas más tarde otra votación en la Cámara sobre los próximos presupuestos en la que no tiene garantizada la mayoría y que podría obligarla a gobernar con la oposición de derecha.
“Hemos alcanzado un acuerdo para fortalecer los ingresos de los pensionistas más pobres”, dijo Andersson a la televisión pública SVT tras el pacto.
A su vez, en declaraciones a la radio pública sueca la líder del Partido de Izquierdas, Nooshi Dadgostar ratificó, “No vamos a bloquear a Andersson”.
Aunque durante largo tiempo Suecia se ha considerado referente en igualdad de género, nunca ha tenido una mujer al frente del gobierno a diferencia del resto de países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Noruega e Islandia).
Tras tomar el liderazgo de los socialdemócratas, esta antigua campeona de natación juvenil, a menudo descrita como “pragmática” y “burócrata tecnocrática”, fijó tres prioridades políticas.
La primera era “retomar el control democrático de escuelas, salud y cuidado de mayores” y alejar el sector del bienestar de la privatización.
Aunque durante largo tiempo Suecia se ha considerado referente en igualdad de género, nunca ha tenido una mujer al frente del gobierno a diferencia del resto de países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Noruega e Islandia).
Tras tomar el liderazgo de los socialdemócratas, esta antigua campeona de natación juvenil, a menudo descrita como “pragmática” y “burócrata tecnocrática”, fijó tres prioridades políticas.
La primera era “retomar el control democrático de escuelas, salud y cuidado de mayores” y alejar el sector del bienestar de la privatización.