Una semana antes de las elecciones del 3 de noviembre, las solicitudes en el estado de Pensilvania, campo de batalla presidencial, para votaciones por correo o en ausencia superaron los 3 millones, siendo el martes el último día para solicitar una y las disputas legales generaron incertidumbre sobre la fecha límite para recibirlas.
Los datos estatales muestran que, de esas solicitudes, alrededor de 1,9 millones, o más del 62%, se han devuelto a los condados.
Más de 9 millones de residentes de Pensilvania se han registrado para votar, un récord. Si la participación es del 70%, que fue la tasa en las elecciones presidenciales de 2016 en Pensilvania, eso significa que votarán 6,3 millones de personas.
La mayoría de las personas, 1,9 millones, que solicitan boletas por correo o en ausencia son demócratas, según datos estatales. Aproximadamente 760.000 son republicanos y 350.000 son votantes independientes o de terceros registrados.
Abby Leafe, una demócrata registrada que vive en los suburbios del condado de Bucks de Filadelfia, revisó su buzón el martes en vano en busca de su boleta por correo.
«Estoy desesperada, desesperadamente esperando que llegue mi boleta», dijo Leafe, una investigadora de mercado de 46 años de Newtown, una de los millones de mamás suburbanas a las que ambas partes esperan llegar este año.
Leafe espera poder votar por correo, pero acudirá a las urnas si es necesario.
«Vale la pena conseguir COVID para asegurarnos de que tengamos elecciones libres y justas», dijo.
La avalancha de votos por correo es un récord, más de 10 veces la cantidad recibida por los condados en las elecciones presidenciales de 2016 cuando el presidente Donald Trump superó a la demócrata Hillary Clinton en Pensilvania, ayudándolo a ganar la Casa Blanca.
Este año, Trump y el exvicepresidente Joe Biden, el demócrata, están enfrascados en una batalla para ganar los 20 votos electorales de Pensilvania, y Trump advirtió que la única forma en que puede perder Pensilvania es si los demócratas hacen trampa. Los demócratas responden que Trump está montando una campaña masiva de intimidación y represión de votantes en Pensilvania.
Los condados han dotado de personal y han comprado nuevos equipos de clasificación de alta velocidad para procesar las boletas mientras se preparan para celebrar una elección con números de coronavirus en rápido aumento, nuevas máquinas de votación y la Corte Suprema de los EE. UU. Potencialmente decidiendo la fecha límite de devolución de las boletas por correo.
En esa demanda, el condado de Luzerne pidió el martes a la jueza Amy Coney Barrett que se excusara de considerar la solicitud del Partido Republicano estatal de que la Corte Suprema de los Estados Unidos impida que los condados cuenten las boletas enviadas por correo recibidas hasta tres días después de las elecciones del 3 de noviembre.
La presentación del condado de Luzerne se produjo poco después de que Barrett tomara juramento formal como noveno juez de la Corte Suprema.
La semana pasada, los jueces se dividieron 4 a 4 sobre la solicitud del Partido Republicano de suspender la extensión del plazo, lo que la dejó en su lugar mientras los jueces deciden si considerar el caso subyacente. No hay un cronograma para que voten sobre si tomar el caso, lo que busca devolver el plazo al de la ley estatal, que es cuando las urnas cierran el día de las elecciones.
La Corte Suprema del estado dictaminó en septiembre que los funcionarios electorales del condado deben contar las boletas enviadas por correo que lleguen hasta el 6 de noviembre, incluso si no tienen un matasellos claro, siempre que no haya pruebas de que se enviaron por correo después del cierre de las urnas. .
Mientras tanto, la administración del gobernador Tom Wolf rechazó las afirmaciones de Trump en sus tres mítines el lunes en Pensilvania.
Trump afirmó que la administración de Wolf intentó evitar que realizara mítines, pero la administración dijo que no había tenido contacto con la campaña sobre sus mítines el lunes. La campaña de Trump presumiblemente trata con propietarios y gobiernos locales, dijo la oficina de Wolf.
Trump también se quejó, falsamente, durante un mitin en Allentown el día anterior y en Twitter durante la noche de que Filadelfia está bloqueando su campaña para que no tenga observadores en las urnas.
«No podemos tener observadores electorales, dijo el juez», dijo Trump a los asistentes al mitin. «Ellos pelearon con nosotros por eso, no querían que la gente los viera contar».
Triunfo’
Por el contrario, la campaña de Trump demandó a la junta electoral de Filadelfia para obligarla a permitir que los representantes de la campaña monitoreen las oficinas electorales satélites, donde las personas pueden registrarse para votar, solicitar una boleta por correo, completarla y devolverla.
Un juez de Filadelfia y un juez de la corte de apelaciones de todo el estado llegaron a la misma conclusión, que la ley de Pensilvania no permite tal monitoreo de esas actividades.
La principal funcionaria electoral de Wolf, Kathy Boockvar, sugirió que Trump está difundiendo desinformación y dijo que todos los condados nombrarán observadores electorales antes del día de las elecciones.
«Filadelfia y todos los demás condados del estado pueden tener observadores electorales», dijo Boockvar en una conferencia de prensa el martes. «Eso no ha cambiado. Sus tweets, nuevamente, los votantes deben ignorar la desinformación. Hay tanta desinformación por ahí, la gente no debe retuitear, no debe volver a publicar, esta información es inexacta. Pensilvania tiene leyes muy claras».