Matthias Krull el exbanquero suizo que lavó dinero para la oligarquía chavista y el testigo clave contra los hijos de Nicolás Maduro, ahora posee un dispositivo de tobillo por sus problemas legales derivados con Venezuela.
«Físicamente me acostumbré a ello, pero psicológicamente es liberador», indicó el hombre de 47 años a The Associated Press y señaló que «poder llevar pantalones cortos de nuevo es algo grande. Iba a los partidos de fútbol de mi hijo, hacía 100 grados y todo el mundo llevaba pantalones cortos».
Matthias Krull y Venezuela
Krull trabajaba para el Grupo Julius Baer, era el banquero privado para personas relacionas con el gobierno y entre sus clientes estaban los hijastro de Maduro, que los conoció en 2017 y fueron los que lo llevaron a la cárcel.
«La broma entre los banqueros era que el dinero estaba tirado en el piso, solo había que tomarlo».
En este sentido, explicó que en sus primeros años fue impulsado por Hugo Chávez, cuando estaba en la cúspide de su poder, los precios del petróleo habían subido a cifras récord y los venezolanos ricos buscaban manera de guardar su dinero fuera del país.
Krull estima que gestionó más de mil millones de dólares en depósitos, lo que le dio, un puesto en el «Club de presidentes» de Julius Baer, 10% de gestores con mejores resultados.
No obstante, los secuestros y extorsiones a banqueros eran frecuentes; por lo que Krull se movía con un guardaespaldas armado, después de una balacera ante su departamento de hombres que lo buscaban. Krull se mudó a Panamá pero siguió viajando a Venezuela por negocios.
Un canje de moneda de alto riesgo que salió mal derivó en su arresto
En 2014, uno de los clientes de Krull hizo un préstamo en bolívares al monopolio petrolero estatal venezolano, Pdvsa. La petrolera devolvió el préstamos de dos meses después en dólares a una tasa de cambio muy superior a al oficial, lo que permitió a los conspiradores llevarse 15 veces la cantidad prestada, según sus declaraciones.
Dos años más tarde, el cliente de Krull pidió mover 200 millones de dólares en beneficio del falso préstamo a una cuenta de un banco extranjero. Ante esto, su empleador dio instrucciones a Krull de evitar cualquier transacción que incluyera a la compañía petrolera. De modo que puso en contacto a su viejo cliente con un gestor en Panamá que, sin que lo supieran los otros dos, era informante del gobierno estadounidense.
“En ese momento me di cuenta de que la situación me venía grande”.
2017, el encuentro con los hijastros de Maduro
En una reunión en la oficina del cliente en enero de 2017, Krull conoció a los verdaderos beneficiarios de la operación de 200 millones de dólares: tres hombres ataviados con gorras de béisbol y cadenas de oro presentados como “Los Chamos”, una forma coloquial de decir “los chicos”. Eran los hijastros de Maduro.
Presentó una demanda de despido improcedente contra Julius Baer en Venezuela, en la que describió la reunión a comienzos de 2017 en la que habló con sus superiores sobre qué hacer con varios clientes de los que se había entregado información al Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Sin embargo, alega que recibió instrucciones de no rechazar clientes y mantener abiertas sus cuentas personales.
“El único objetivo era seguir generando ingresos para el banco y no tomar ninguna acción real y concreta para evitar el lavado de dinero”.
Su detención en 2018
El banquero fue detenido en 2018 en el aeropuerto de Miami, y procesado por lavado de dinero, lo que dio a su segundo acto como testigo de los investigadores federales de Estados Unidos, que intentan desentrañar la red corrupta venezolana que malversó miles de millones de dólares procedentes del petróleo.
Se declaró culpable y desde entonces ha ayudado a la fiscalía a reclutar a otros banqueros suizos como testigos, presionado a otros para que se entreguen y asistido en investigaciones europeas.
En reconocimiento a esos esfuerzos, un juez redujo en septiembre su condena original de 10 años de presión en 65% y le permitió quitarse el dispositivo localizador. Está previsto que comienza su condena de 42 meses este verano.
Julius Baer Group
La banca tachó las acciones de Krull como las de un empleado rebelde, que descubrió el pasado año que la entidad ignoró señales de alerta y fomentó el mal comportamiento.
«El objetivo era traer dinero nuevo (…) En realidad no les importaba la rentabilidad de las cuentas», declaró Krull.
Dentro de este orden de ideas, el regulador suizo identificó transacciones realizadas a lo largo de una década que apunta a «fallos sistémicos» en Julius Baer.
En concreto, la autoría concluyó que la entidad tuvo fallos “significativos” a la hora de investigar la identidad de clientes latinoamericanos y compensó a los banqueros por atraer nuevos fondos con pocos miramientos por cumplir los requisitos legales.
Mediante un comunicado, Julius Baer indicó que la actividad criminal por la que Krull se declaró culpable ocurrió fuera de sus deberes.
El banco dice haber cooperado con las autoridades suizas
Por otra parte, Mark Pieth, experto en lavado de dinero, explicó que en los últimos años se han producido varios escándalos con bancos suizos, de modo que no hay excusa para que no conozcan la fuente de enormes sumas de dinero reunidas por sus colaboradores en Venezuela.
“Con Venezuela deberían haber sonado todas las alarmas”, dijo Pieth.
Asimismo, comentó estar sorprendido porque no se hubieran presentado cargos contra más gestores financieros suizos.
“Me arrepiento sobre todo de haberme visto arrastrado a esta situación, no tuve la fuerza de dar la alarma y dar un paso adelante hablando con la gente adecuada”, dijo Krull.
“Eso se quedará conmigo el resto de mi vida”.