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THE NEW YORK TIMES: Miles de venezolanos se arriesgan en una selva mortal para llegar a EEUU

Olga Ramos caminó durante días a través de la selva, cruzando ríos, escalando cerros y cargando a una niña en pañales a través de un fango tan profundo que parecía que se las tragaría enteras.

En el camino, se cayó varias veces, pasó a un niño discapacitado que tenía un ataque de pánico y vio el cadáver de un hombre con las manos atadas a su cuello.

Sin embargo, como decenas de miles de otros venezolanos que atraviesan esta ruta salvaje y sin caminos conocida como el Tapón del Darién, Ramos creía que llegaría a Estados Unidos, al igual que sus amigos y vecinos habían hecho semanas atrás.

“Si mil veces me toca venirme”, dijo la enfermera en un campamento a varios días de camino en la espesura de la selva, “mil veces lo voy a hacer”.

Ramos, de 45 años, forma parte de un movimiento extraordinario de venezolanos que van a Estados Unidos.

De 2015 a 2018, en el peor periodo de la crisis en Venezuela, la detención de migrantes venezolanos en la frontera sur de EE. UU. jamás superó las 100 personas al año, según las autoridades estadounidenses.

Este año, más de 150.000 venezolanos han llegado a la frontera.

La mayoría de ellos se han animado a emprender este viaje terrible, y a veces mortal, porque se ha corrido el rumor de que Estados Unidos no tiene forma de devolver a muchos de ellos.

Pero sus travesías —a menudo mal informadas por videos de las redes sociales— producen escenas crueles en el Darién, la extensión de terreno selvático de 106 kilómetros que conecta Centro y Sudamérica, debido a crisis paralelas y agobiantes que se desarrollan al norte y al sur del continente.

En meses recientes, las detenciones en la frontera sur de EE. UU. han alcanzado niveles récord y entre las nacionalidades de mayor crecimiento están los venezolanos.

Pero los venezolanos no pueden ser deportados con facilidad. Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas con el gobierno del presidente Nicolás Maduro y cerró su embajada en 2019, luego de acusar al líder autoritario de fraude electoral. En la mayoría de los casos, los agentes estadounidenses permiten que los venezolanos que se entregan a las autoridades entren al país, donde pueden iniciar el proceso de solicitud de asilo.

Esto los ha puesto en el centro de la batalla política por la migración: una gran cantidad de las personas que están siendo enviadas en autobús o avión por los gobernadores republicanos a bastiones demócratas son venezolanos, entre ellos los que llegaron hace poco a Martha’s Vineyard, la isla exclusiva ubicada frente a la costa de Massachusetts.

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