Unos 40.000 ferroviarios británicos están en huelga el miércoles por salarios y empleos, un mes después de su mayor huelga en 30 años, en plena crisis del poder adquisitivo en el Reino Unido.
Ante la falta de éxito tras tres días de huelga histórica a finales de junio, el sindicato del ferrocarril RMT llamó a un paro de 24 horas, con la esperanza de obtener mejores salarios frente a una inflación que se dispara en el país y que podría superar 11% de aquí a finales de año.
Un tema candente al que deberá enfrentarse el sucesor del primer ministro Boris Johnson, que dimitió el 7 de julio tras una serie de escándalos y mentiras.
La jefa de la diplomacia Liz Truss y el exministro de Finanzas Rishi Sunak son los dos finalistas en la carrera para sucederlo.
Debido a la huelga, aproximadamente solo uno de cada cinco trenes circulará el miércoles, en aproximadamente la mitad de la red, y algunas zonas no verán circular ningún tren durante todo el día.
La huelga también afecta la circulación de los trenes Eurostar, causando cancelaciones y cambios de horario.
Además de esta acción, los sindicatos RMT y TSA iniciarán huelgas coordinadas los días 18 y 20 de agosto y RMT anunció una huelga en el metro de Londres el 19 de agosto.
El secretario general de la RMT, Mick Lynch, destacó que los miembros de su sindicato están más decididos que nunca a conseguir un aumento de los salarios, seguridad en el empleo y buenas condiciones de trabajo.
Afirmó que el gestor público de la red Network Rail no aportó «ninguna mejora con respecto a su oferta salarial anterior».
El ministro de Transportes Grant Shapps atacó a los sindicatos, acusándolos de multiplicar las huelgas y amenazas de huelgas en detrimento de miles de usuarios.
«Tenemos que hacer más para evitar que estos sindicatos de extrema izquierda, muy militantes, perturben la vida cotidiana de la gente común», subrayó el ministro el miércoles en SkyNews.
AFP