Llegaron en tropel a Washington el 6 de enero de 2021 para protestar contra los resultados de las elecciones presidenciales que consideraban amañados y acabaron tomando por asalto el Congreso. La herida que abrieron todavía no ha cicatrizado.
Un año después, tres manifestantes recuerdan ese día que conmocionó al mundo.
– «Euforia» –
«Fue un día increíble», cuenta Samson Racioppi, de 40 años, afiliado al Partido Republicano del expresidente Donald Trump.
El 6 de enero este hombre se encargó de fletar autobuses desde el estado de Massachusetts hasta la capital, Washington.
Un mar de gente se reunió allí bajo un frío glacial, agitando banderas «Trump 2020» para denunciar el resultado de las elecciones presidenciales que el multimillonario republicano acababa de perder frente al demócrata Joe Biden.
Trump pronuncia un discurso y galvaniza a la muchedumbre. «Recuerdo esta sensación de euforia, al ver a nuestro alrededor a esta gente a la que, por fin, parecía que les importaba» lo que estaba pasando, declara a la AFP Jim Wood, quien llegó desde el estado de New Hampshire.
Antes de que Donald Trump terminara de hablar, este sesentón se abrió paso y siguió a un cortejo que se dirigía hacia el Capitolio, donde los congresistas estaban certificando la victoria de Biden.
Miles de manifestantes lo imitaron. En poco tiempo había una marea humana frente a la cúpula blanca de la sede del Congreso.
– «Anarquía» –
«Y de repente, escuchamos gritos de, ya sabes, ‘¡vamos, vamos, vamos!», exclama Glen Montfalcone, de Massachusetts.»Ahí es cuando empezó la anarquía».
«La gente empujaba, empujaba, empujaba y gritaba ‘¡sigue, sigue avanza!», declara. «Y eso fue lo que hicimos, todos avanzamos y empezamos a entrar en el área».
¿Llegaron a entrar en el Capitolio? Los tres juran que no pero decir lo contrario es exponerse a penas de cárcel.
Las escenas desconcertaron al mundo que observaba con estupor lo que sucedía: un hombre descamisado con cuernos de búfalo caminaba por el Capitolio; la policía mató a una manifestante.
Jim Wood dice haber visto las imágenes al día siguiente, mientras desayunaba. «¡Una demonización!», protesta, y asegura que la gran mayoría de los manifestantes se quedó en el exterior del edificio.
Hay dos versiones contrapuestas sobre los hechos del 6 de enero. Los policías de guardia ese día, los congresistas demócratas e incluso algunos republicanos califican estos actos de «terroristas».
– El FBI en casa –
Se lanzan operaciones policiales en todo el país.
Varios agentes del FBI llegan a casa de Glen Montfalcone y algunos de sus amigos acaban arrestados.
En su facultad de Derecho, compañeros de Samson Racioppi se movilizan para que lo echen. En vano.
En Washington se crea un comité parlamentario para investigar si las iniciativas de los partidarios de Trump constituyen un intento de golpe de Estado.
¿Un golpe de Estado? Los manifestantes del Capitolio se sienten ofendidos por esta expresión.
Al contrario, ellos guardan el recuerdo de un día emocionante, de los que ponen la piel de gallina. «Algo que les contaré a mis nietos», promete Samson Racioppi.
Él todavía está convencido, como la mayoría de los votantes republicanos, de que las elecciones de 2020 fueron un robo. Las pruebas dicen lo contrario.
Racioppi se declara dispuesto a defender las próximas elecciones cueste lo que cueste.
«Lo vemos como una guerra», afirma el estudiante de derecho. «Vamos a lanzar una serie de batallas y hacer el mayor daño posible a la izquierda y a quienes apoyan la tiranía».
¿Al punto de volver al Capitolio? «Por supuesto».
AFP