Roderick Flowers y Keith Edwards son los policías corruptos que resultaron detenidos, tras aceptar participar en una operación de tráfico de drogas, que fue planificada por agentes encubiertos.
Aunque ambos trabajaban para el Departamento de Policía de Miami-Dade, los oficiales ayudaron a transportar un cargamento de “chicas blancas” (nombre código que se le da a la cocaína).
La carga fue llevada hasta la ciudad de Miami, el pasado 16 de septiembre. Aquel día, un hombre que colaboró con la operación secreta dijo a los policías “bienvenidos al cártel de Sinaloa”.
La intención era la de hacerles creer que la droga, que era falsa, pertenecía a una de las organizaciones criminales más peligrosas del continente americano.
Más tarde, tanto Flowers como Edwards fueron arrestados e imputados con el cargo de conspiración para distribuir y poseer cocaína.
Gracias a ese operativo también se capturó a Manuel Carlos Hernández, quien es sospechoso de lavar dinero procedente del narcotráfico.