Un gran número de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos en medio del fin del Título 42 son de nacionalidad venezolana, constataron enviados especiales de la Voz de América la semana pasada.
Los especialistas atribuyen la situación a varios factores, entre ellos la crisis humanitaria en Venezuela y las dificultades de acceder a un estatus migratorio regular en EEUU.
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Ligia Bolívar, investigadora asociada del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), destaca que muchos venezolanos llegan desde otros países tras varios intentos de migración.
“El asunto es que las personas creen que lo que está mal es el sitio donde ellos están y por eso tratan de probar suerte. Es una situación que no está afectando solamente a la población venezolana”, explicó al ser consultada por la VOA.
En ese sentido, se refiere al impacto económico mundial de la pandemia del COVID-19 y la invasión de Rusia a Ucrania.
Obstáculos
Cada vez más países solicitan visas e implementan medidas más restrictivas, especialmente para los venezolanos, que enfrentan dificultades para gestionar documentación esencial como cédula y pasaporte, lo que significa un importante obstáculo.
Al respecto, Laura Dib, directora para Venezuela de WOLA, sostiene que la situación impide que muchas personas puedan regularizar su situación migratoria y por lo tanto acceder a las garantías de sus derechos, lo que, de manera “desesperada” los lleva a tomar rutas peligrosas como la selva del Darién.
Además, insiste en la necesidad de que se comprenda el contexto regional y alerta que imponer medidas más duras “no disuaden a la gente de migrar” y fomentan el funcionamiento de redes de trata de personas entre otras actividades ilícitas.
“Volver al Título 8, creemos que lo que puede pasar es que compliquen más las solicitudes de asilo, pero en este momento la situación es incierta. Está la idea de que el fin del Título 42 va a crear un efecto de llamado, eso parte de una premisa de que quienes migran están informados del marco normativo y eso no es cierto. La gente va a seguir saliendo en la medida en la que se les sigan cerrando las puertas en el resto de la región y que continúe la violación masiva de DDHH en Venezuela”, dijo Dib a la VOA.
Dib, abogada con maestría en Derecho Internacional de Derechos Humanos de la Universidad de Notre Dame, destaca la necesidad de una respuesta regional de regularización migratoria pero también de la garantía del principio de no devolución.
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Bolívar, socióloga especializada en DDHH, coincide en que las personas continuarán moviéndose, pero en condiciones “más riesgosas”, y reitera que la migración “no se va a detener porque se pongan barreras”.
“Lo que va a pasar es que la gente va a seguir saliendo, pero en situaciones más precarias, de mayor riesgo, expuestos a situaciones más difíciles. Lo hemos visto antes y se va a repetir con esta situación que estamos enfrentando ahora”, subraya.
Además, Bolívar recuerda que organismos como la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) dependen de apoyo de los países de acogida y actualmente observa un “agotamiento” de la comunidad internacional.
A juicio de Dib, en la región, independientemente de su posición política, existe una tendencia de incremento de gobiernos autoritarios y se refiere al “retroceso en la democracia” regional.
“La migración es causada por la incapacidad de nuestros Estados de garantizar los DDHH. Creo que en la medida en la que se mantengan estas situaciones, va a seguir existiendo migración. Siento que no hay una verdadera respuesta regional al contexto de movilidad humana desde una perspectiva de DDHH”, manifiesta.
Voz de América