El nuevo presidente iraní, el ultraconservador Ebrahim Raisi, anunció este jueves durante su investidura que apoyará cualquier iniciativa para levantar las sanciones occidentales pero advirtió que ni éstas ni las presiones impedirán que Irán defienda sus «derechos legales».
Ebrahim Raisi juró el cargo este jueves ante el Parlamento, aunque había comenzado oficialmente su mandato de cuatro años el martes, luego de ser inaugurado por el guía supremo, el ayatolá Ali Jamenei.
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«Me dedicaré a servir a mi pueblo, a honrar el país, a la propagación de la religión y la moralidad, y a apoyar la verdad y la justicia», juró Raisi, exjefe de la Autoridad Judicial, durante una ceremonia este jueves en Teherán, retransmitida en directo por la televisión estatal.
El nuevo gobernante sustituyó al moderado Hasan Rohani, cuyo principal logro en sus dos períodos de gobierno fue el acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y seis potencias occidentales.
Pero el país enfrenta una profunda crisis económica y social desde que el expresidente estadounidense Donald Trump retiró unilateralmente al país del acuerdo en 2018 y reimpuso las sanciones.
Este jueves, afirmó que apoyará «cualquier plan diplomático» que permita levantar esas sanciones, pero recalcó que ni las sanciones ni las presiones impedirán a Irán defender sus «derechos legales».
Irán ha llevado a cabo seis rondas de conversaciones con las potencias mundiales entre abril y junio en Viena para intentar resucitar el acuerdo nuclear, pero la última tanda de diálogo concluyó el 20 de junio sin una fecha prevista para el siguiente encuentro.
El nuevo gobierno buscará levantar las sanciones «opresivas», pero «no atará las condiciones de vida de la nación a la voluntad de extranjeros», había apuntado Raisi el martes.
El presidente de 60 años enfrenta advertencias de parte de Estados Unidos, Reino Unido e Israel por un mortal ataque la semana pasada a un petrolero, del que Teherán niega la autoría.
Irán también se ha visto duramente golpeado por la pandemia de covid-19, con más de cuatro millones de casos y más de 92.000 muertes.
Invitados extranjeros
A su ceremonia de investidura asistieron unos 70 responsables extranjeros, entre ellos, el presidente afgano Ashraf Ghani y el líder del movimiento islamista Hamás, que gobierna en la Franja de Gaza, Ismail Haniyeh.
También acudió el negociador nuclear europeo Enrique Mora, quien se reunió el miércoles en Teherán con el ministro de Relaciones Exteriores, Javad Zarif.
Las autoridades impusieron limitaciones en el tránsito en Teherán en las calles alrededor del Parlamento y los vuelos fueron suspendidos durante dos horas y media en la capital iraní y en las provincias vecinas de Alborz y Qazvin, indicó la televisión estatal.
El gobierno de Raisi deberá consolidar el poder en manos de los conservadores, que ganaron las elecciones legislativas de 2020, marcadas por la descalificación de miles de candidatos reformistas y moderados.
El nuevo mandatario comenzó a trabajar el miércoles, al presidir una reunión del equipo de trabajo sobre el coronavirus y encontrarse con ministros de la administración saliente, según la página de internet de la presidencia.
Múltiples desafíos
Raisi encara desafíos en varios frentes, señalaron varios medios iraníes después de su investidura.
Las sanciones estadounidenses asfixian a Irán y sus exportaciones petroleras, mientras la economía se contrajo más de 6% en 2018 y 2019.
El gobernante tendrá que «enfrentar múltiples desafíos debido a la gran cantidad de problemas», apuntó este miércoles el editorial del diario ultraconservador Kayhan, citando la «inflación sin precedentes», altos costos de la vivienda, la recesión y la corrupción.
Otro diario ultraconservador, Javan, recalcó la necesidad de resolver a corto plazo la falta de agua, electricidad, productos básicos y vacunas.
Teherán y otras grandes ciudades comenzaron a sufrir apagones en julio, que las autoridades atribuyen al impacto de la sequía en las plantas hidroeléctricas y la demanda creciente.
En tanto, manifestantes salieron a las calles de la provincia suroccidental de Juzestán para reclamar por la falta de agua.
El diario reformista Sharq urgió al nuevo gobierno «promover la libertad de prensa» y mostrar mucha tolerancia para permitir el surgimiento de «discursos y voces diferentes».
AFP