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Qué hacer frente al desaliento para que triunfe la esperanza

Por Juymar García / Caraota Digital

Hacer una agenda ciudadana es la mejor colaboración que puedes darte a ti mismo, a tu entorno y entender que la calle, las redes y los espacios donde estamos, son la oportunidad de tener un poco de felicidad.

Hay una gran pregunta ¿cómo voy a salir de este desaliento a la acción y salir de la depresión social en la que estoy?

La respuesta es fácil: tu eres el canal, tu eres el propio escultor de tu futuro, y pregunto nuevamente, ¿es que necesitas claves para salir del desaliento?

¿Cómo enfrentar el desaliento?
El desaliento está reflejado en la vida del demonio, que cuando se encontraba frente al jurado para ser castigado por su infinita maldad fue interpelado.

-Uno de los miembros del jurado le dijo: ¿tiene usted algo que decir antes de oír su sentencia?

-El demonio contestó: yo sé que me van a despojar de mis poderes, pero por favor, déjenme uno, uno solo por favor

-Cuál preguntó el juez: el poder necesario para desalentar al hombre, yo sé que si me lo dejan puedo acabar con cualquier ser humano, con sus planes, con su trabajo, con su esperanza y hasta con su vida.

Eso es el desaliento, ese es el trabajo del hombre malo, es el hecho de que alguien está constantemente limitándonos, diciéndonos NO VAS A PODER, cuando deseas llevar a cabo grades, cosas siempre alguien está listo para decirte: NO VAS A PODER, la preocupación se apodera de nosotros y nos sentimos fracasados.

Encamina tu mente, esta vez debes caminar con paso firme
Comienza a encaminar tu mente y da lo mejor de, lo mejor que posees y acabaremos por llegar a la meta con fuerza, habilidad, inteligencia y atacando a todo lo que nos hizo una vez unos seres desalentados.

La peor parte del desaliento es el miedo
El miedo, estamos poseídos de miedo y hemos permitido que se meta en nuestra sangre, Franklin Delano Roosevelt dijo: “la única cosa de la que debamos estar temerosos es aquella de que el miedo se apodere de nosotros mismos”.

No puede ser que tres mensajes de WhatsApp, cinco tuits, un post de Instagram, cuatro cadenas malintencionadas y una triste y muy ruin caricatura logren que tu animo cambie de tal manera que, a la mañana siguiente, después de una felicidad absoluta, tu cara, mi cara y la de todos sean las que miran al piso, con hombros caídos y una sensación de frustración que contagia hasta al más inocente y feliz de los seres que te rodean.

La palabra es el eje fundamental de nuestros actos, tiene muchísimo que ver con lo que nos sucede.

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