El referendo revocatorio presidencial en Venezuela es una vía legítima para desalojar del poder a Nicolás Maduro que amerita acuerdos internos en la oposición y con el mismo Gobierno, pues el chavismo tiene control político para anularlo, advierten políticos y analistas.
Un sector de los partidos y movimientos que se oponen al gobierno de Maduro plantea el referendo revocatorio, una votación contemplada en la Constitución venezolana para revocar la gestión de un funcionario electo pasada la mitad de su mandato.
Es una salida a la crisis política con doble propósito: acabar con la gestión del mandatario chavista y abrir camino a unas elecciones presidenciales.
El artículo 72 de la Carta Magna nacional establece que un funcionario quedará revocado cuando “igual o mayor número de electores” que lo eligieron voten a favor de su remoción. También, debe participar el 25% del padrón electoral.
Maduro obtuvo 6.248.864 votos en las elecciones del 20 de mayo de 2018, según el Consejo Nacional Electoral, unos comicios que la oposición y buena parte de la comunidad internacional desconoció como legítimos y justos.
Juramentado para su segundo período presidencial el 10 de enero de 2019, la oposición que quiere revocarlo alega que la solicitud de una consulta de ese tipo contra Maduro puede ocurrir tan temprano como este mismo mes.
Sus promotores convocaron a los electores de toda Venezuela a acercarse el próximo lunes 17 de enero a las sedes del CNE para expresar “de manera forma y pública” la solicitud de activación de la consulta, detalló esta semana el politólogo Nicmer Evans, del opositor Movimiento por el Revocatorio (Mover).
La plataforma unitaria que enfrenta a Maduro no ha comenzado formalmente discusión alguna sobre el referendo revocatorio, empero. Esos debates están por comenzar, pudo conocer la Voz de América de fuentes opositoras.
Las dudas internas
Líderes nacionales de la oposición tienen dudas sobre la concreción del revocatorio. El dirigente de Primero Justicia y primer vicepresidente del Parlamento de 2015, que prolongó su continuidad hasta 2023, Juan Pablo Guanipa, señala que la gran dificultad del revocatorio es “que se logre realizar”.
“Ya tenemos vasta experiencia con esta herramienta, que es constitucional, pero que ha sido anulada, manipulada, distorsionada en la práctica” desde su instauración, en 1999, expresó en entrevista con la VOA.
El Consejo Nacional Electoral suspendió en 2016 una solicitud de referendo revocatorio contra Maduro durante su primer mandato, después que decisiones judiciales en cinco estados anularon la recolección de firmas para convocarlo.
Una de las dificultades de la norma redactada por el poder electoral para los revocatorios de circunscripción nacional es que la petición falla si uno de los 23 estados o el Distrito Capital no cumple con la meta del 20% de las firmas.
Guanipa cree que la clave es que, si la oposición decide adelantar el revocatorio contra Maduro, la consulta se defina en negociaciones políticas de alto nivel.
“El drama de Venezuela justifica la adopción de cualquier medida que nos ayude a ponerle punto final a esta desgracia. Lo ideal, tanto como difícil, es que el revocatorio sea producto de una negociación con la dictadura”, apuntó.
El diálogo formal del gobierno de Maduro y la plataforma unitaria opositora en Ciudad de México, con facilitación de Noruega y el acompañamiento de Rusia y Países Bajos, está suspendido desde octubre por el retiro del oficialismo.
Jorge Rodríguez, jefe delegado del chavismo en esas conversaciones y presidente del Parlamento elegido en 2020, condicionó la semana pasada su regreso al diálogo a la “liberación inmediata” del empresario colombiano Alex Saab y a que la oposición deje de “robarse dineros” del pueblo venezolano.
Juan Guaidó, líder opositor a quien 50 gobiernos del mundo reconocen como presidente encargado de Venezuela, consideró a inicios de enero que toda activación de un proceso electoral “debe pasar por un acuerdo”.
Sobre el revocatorio y otros eventos electorales futuros, como unas presidenciales, Guaidó dijo: “son decisiones que le corresponden a la unidad, no a un grupito que quiere empujarnos a todos en una ruta con fines e intereses personalísimos. El tema a discutir es el proceso a activar”, manifestó.
Según Guaidó y Guanipa, el revocatorio pasaría por discusiones y acuerdos en dos fases: primero, a lo interno de la oposición y luego con el chavismo.
Bajo control oficial
Los promotores del revocatorio, como Nicmer Evans, opinan que la reciente victoria de la Mesa de la Unidad Democrática en el estado Barinas puede impulsar estratégica y unitariamente la consulta contra el presidente socialista.
Georg Eickhoff, historiador y politólogo alemán, no lo interpreta de la misma forma.
“La victoria de Barinas se dio porque el voto fue la vía de expresión del descontento popular genuino. No había mucha estrategia ni táctica, aparte de la terquedad. Esto se dio por decisión de la gente. Fue la confrontación directa sin teorías gradualistas ni de cohabitación de por medio”, comentó a la VOA.
Eickhoff advierte que el revocatorio “está al 100% bajo el control del régimen” y estima que los estrategas del oficialismo pudieran estar analizando permitirlo en sus primeras fases para luego frustrar su convocatoria a última hora.
“Es un proyecto que levanta esperanzas, pero lleva a una nueva frustración. Quizás el grado de la frustración se puede reducir un poco si dices de antemano que no se debe esperar mucho”, indicó sobre sus consecuencias políticas.
Una posible alternativa al revocatorio, añadió, puede ser una primaria presidencial anticipada en el seno de la oposición. María Corina Machado, líder del partido Vente Venezuela, propuso tras las votaciones regionales de noviembre una “gran elección popular” para renovar el liderazgo opositor.
¿Se reconoce a Maduro?
Otro de los argumentos de quienes no están convencidos de que el revocatorio a Maduro sea una herramienta viable para zanjar la crisis política venezolana es su tácito reconocimiento como presidente para convocarlo y celebrarlo.
La oposición mayoritaria, formada por poco más de 30 partidos, alega que las elecciones presidenciales de 2018 no fueron legítimas y que Maduro, por ende, usurpa el Poder Ejecutivo nacional desde enero de 2019.
Sus detractores y al menos 50 gobiernos del mundo reconocen como presidente encargado de Venezuela a Juan Guaidó, en cambio.
Para Eickhoff, el problema legal del revocatorio a Maduro “es serio”. “¿Como puedes revocar a alguien que se llama presidente, pero no lo es porque es un usurpador? Esto se resolvería de alguna manera”, expone.
Guanipa, por su parte, asume una postura pragmática. “Yo no solo desconozco a Maduro, sino que lo repudio por el profundo daño que le ha hecho al país. Pero, si a través de un revocatorio tengo una opción real de lograr un cambio, que esto acabe, y que podamos iniciar un proceso de transformación nacional, me tragaría ese sapo porque, al final, estaría logrando el objetivo”, sentenció.
Eickhoff, por su lado, opina que el revocatorio presidencial “no lleva a ninguna parte” y puede distraer a la oposición de otras estrategias, como la de alistarse con tiempo para unas elecciones presidenciales “al menor tiempo posible”.
Con información de Voz de América.