El nuevo ministro británico de Finanzas admitió el sábado los «errores» del gobierno y advirtió que tomaría «decisiones muy difíciles» ante la crisis que atraviesa el país, un cambio de rumbo que podría no ser suficiente para que la primera ministra Liz Truss logre salvar su puesto.
«Truss lucha por su supervivencia», titulaba el sábado The Times, que escribe que «incluso en Downing Street, altos funcionarios piensan que es solo cuestión de tiempo antes de que se vea obligada a irse».
«Truss se aferra al poder», publicaba en portada el Daily Telegraph. Según el periódico conservador, los parlamentarios «tories» siguen conspirando para que abandone cuanto antes la cabeza del ejecutivo.
«¿Qué más puede soportar (ella y todos nosotros)?», se preguntaba el Daily Mail, que considera que el viernes «el caos, la confusión y los cambios de actitud alcanzaban extremos inéditos».
Este sábado, el nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, admitió que se cometieron «errores», tanto de la primera ministra Liz Truss, como de su predecesor en el ministerio, Kwasi Kwarteng, destituido el día anterior.
«La primera ministra lo reconoció y por eso estoy aquí», añadió en el canal de televisión Sky news, en sus primeras declaraciones públicas desde su nombramiento la víspera.
– Aumento de los impuestos –
Hunt, exministro de Relaciones Exteriores y de Salud y cercano a Rishi Sunak -adversario de Truss en la campaña para acceder a Downing Street-, debe hacerse cargo del presupuesto anunciado el 23 de septiembre por su predecesor y muy mal recibido por los mercados, buena parte del Partido Conservador y la población.
«Lo que puedo hacer es mostrar que podemos financiar nuestros proyectos sobre los impuestos y los gastos y eso va a requerir decisiones muy difíciles», advirtió Hunt, que parece dispuesto a abandonar numerosas promesas de campaña de la primera ministra.
Hunt anunció que «algunos impuestos no serán recortados tan rápido como la gente querría. Algunos aumentarán».
La líder conservadora, en el poder desde hace poco más de un mes, aceptó finalmente incrementar el impuesto de sociedades, una medida del gobierno anterior que estaba decidida a suprimir.
Hace dos semanas, ya había tenido que renunciar a una reducción de impuestos para los hogares más ricos frente al malestar suscitado por esta medida, incluso entre miembros de su bancada.
– Falta de confianza –
El nombramiento de Hunt debe tranquilizar tanto a los mercados como al Partido Conservador.
Una de sus primeras acciones como nuevo ministro fue entrevistarse con Andrew Bailey, el gobernador del Banco de Inglaterra, que tuvo que actuar con urgencia para calmar los mercados después de la presentación del plan económico.
Hunt aparece ahora como el hombre fuerte del gobierno, según los medios británicos, mientras que Truss se debilita considerablemente debido a sus cambios de posición. Tampoco convenció en su conferencia de prensa el viernes.
Para el Financial Times, Truss sacrificó a Kwarteng «en una apuesta para salvar» su cabeza en Downing Street pero «lo único que une al partido (conservador) es la falta de confianza en Truss».
El viernes, la primera ministra había eludido las preguntas sobre su destino personal, insistiendo en que seguía «absolutamente decidida» a desplegar su política de apoyo al crecimiento.
«Me siento engañado, totalmente engañado», estimó en la BBC el diputado conservador Christopher Chope, estimando que la dirigente había aparecido el viernes «en total oposición a todo lo que había apoyado en su elección».
Pero en el Partido Conservador planea el fantasma de una terrible derrota si convocan elecciones generales, ya que la oposición laborista lidera las encuestas.
Keir Starmer, líder de los laboristas, fustigó el sábado el «caos grotesco» generado por el gobierno conservador.
«Todas las dificultades que enfrenta hoy nuestro país son su responsabilidad», insistió.
AFP